Juanjo Baena|SEVILLA
Lorenzo Serra Ferrer pretende su ansiado objetivo: un título, como
es la Copa del Rey, en su tercer intento, con lo que quiere hacer
bueno el refrán de «a la tercera va la vencida», en la final copera
ante Atlético Osasuna. Tiene que recurrir Serra Ferrer a una
tercera oportunidad, la segunda al frente de la plantilla del
equipo de las trece barras (en el escudo), para culminar uno de sus
sueños en la que considera «quizás la final que más ilusión me
hace», ya que la suerte le fue esquiva en sus dos anteriores
ocasiones: tanto con el Real Mallorca como, posteriormente, con el
Real Betis Balompié. Cuando dirigió al conjunto bermellón, Serra
Ferrer también llegó a la final, en 1991. El partido se jugó en la
capital de España y el equipo rojiblanco dejó sin título al
preparador balear, ya que se impuso por 1-0 tras la prórroga.
Tuvo el técnico nacido en Sa Pobla otra nueva oportunidad, ya que en 1997, cuando su equipo entonces, el Real Betis Balompié llegó a la final -también en el escenario del 2005-, se enfrentó al todopoderoso FC Barcelona. Nuevamente se esfumaron las ilusiones de Lorenzo Serra Ferrer en aquella ocasión porque, pese a que el Betis se puso dos veces por delante en el marcador, se tuvo que llegar a la prórroga, tras el empate a dos. El portugués Luis Figo arrebató el sueño a los béticos y, por ende, a Serra Ferrer. Tras aquel partido Serra Ferrer salió del Real Betis -con sus más y sus menos con el presidente, tras cuatro años de gran armonía en los que llevó el equipo de segunda a primera división y a la competición europea- para enfilar rumbo al club azulgrana, con el que se comprometió por un periodo de cinco años. Sin embargo no pudo terminar la temporada al frente del banquillo del club catalán, que ese año fue campeón de la Copa del Rey, al doblegar al Real Mallorca, en partido disputado en Valencia.
Ahora, en un año histórico para el club bético, tras conseguir por primera vez en su vida deportiva la clasificación para la Liga de Campeones, Serra Ferrer quiere la guinda a su trabajo en la entidad verdiblanca, cuando se cumplen 28 años de la anterior gesta copera y 70 del único título de liga conseguido por los verdiblancos. «Si levanto la Copa, pensaré en el presidente, en la afición y en los jugadores» afirmó el técnico balear que con su impronta tiene a todo el beticismo ilusionado y a un paso del éxtasis en una ciudad divida por los colores de dos equipos «eternos» rivales en donde las penas de unos son las alegrías de los otros y al revés. Este año, el Betis ha accedido a su cuarta final de la Copa del Rey con una singladura casi inmaculada, puesto que no perdió ninguno de los partidos que disputó con sus cinco rivales.