Desde que el funcionario del Estado Adolfo Vázquez Humasque pusiera la primera piedra del Alfonso XIII, allá por el 5 de marzo de 1916, hasta que el pasado miércoles 8 de junio de 2005 el promotor inmobiliario Vicenç Grande Garau fue proclamado presidente del Real Mallorca SAD, más de una treintena de dirigentes han dirigido las riendas del club balear durante sus 89 años de historia. El presidente más longevo es Miquel Contestí que permaneció en el cargo durante nada menos que 14 años (1978-92) y que rescató al equipo desde la Tercera División hasta la máxima categoría después de más de una década en el abismo.
El nombre de Jaume Rosselló (1956-61) ocupa otro rincón privilegiado en el museo del mallorquinismo al ser el primer presidente que ascendió al Mallorca a Primera División. Bajo el mandato de Lluís Sitjar, que ocupó la presidencia en tres etapas desde 1926 hasta 1946, se construyó el viejo Es Fortí, mientras que con Mateo Alemany (2000-05) el grupo bermellón ha subido al Olimpo con la conquista de su primer título grande, la Copa del Rey de 2003, y con la participación para el torneo más lujoso del fútbol: la Champions League.
Adolfo Vázquez Humasque inauguró la lista. Funcionario del Estado, cumplió su sueño y fundó el Alfonso XIII, el abuelo del actual Real Mallorca, el 5 de marzo de 1916. Unos meses después, el sillón presidencial fue ocupado por Antonio Moner, que permaneció un lustro en el cargo e inauguró su palmarés con el título de la Segunda Liga de Cataluña.
En los años 20, José Ramis de Ayreflor conmocionó a la opinión pública mallorquina fichando a un entrenador extranjero, el checo Ferry, conocido como «Zaubek», que era el primer técnico en la historia del Alfonso, ya que antes la dirección del equipo corría a cargo de los propios jugadores y en especial del portero Victoriano Ferrá.
En 1931, se produjo un hecho decisivo en la historia del club, cuando un grupo de energúmenos se dirigieron a la sede social del Alfonso XIII con el deseo expreso de destruirla al llevar el nombre del que había sido monarca del país. Entonces, el conserje sacó una pizarra con el nombre de Club Deportivo Mallorca. De inmediato, Lluís Sitjar cambió la nomenclatura de la sociedad.
A mediados de los años 30, asumió la presidencia Andrés Homar, el más longevo hasta la llegada de Miquel Contestí. Con Homar, uno de los directivos más brillantes en la historia del club, el Mallorca se puso de nuevo en marcha después del parón por la Guerra Civil. Pero el club no supo rearmarse y entró en una crisis tan grave que la Federación Balear decidió cesar a toda la directiva y se formó una Gestora. Tras la brillante gestión de Lluís Sitjar, la entidad entró en una vorágine en la cúpula.
En junio de 1956, un binissalemer llamado Jaume Rosselló se propuso cambiar la historia. Accedió a la presidencia del club con el objetivo de llevarlo hasta Primera División y no se equivocó. El sueño se cumplió el 17 de abril de 1960, 44 años y un mes después de su fundación. Rosselló permaneció seis años en el cargo hasta que fue sustituido por Lorenzo Munar, que dejó su puesto en la presidencia al Barón de Vidal y en la temporada 64-65 se logró el segundo ascenso.
La gran crisis se vivió en la década de los 70. Ginard, Fandós, de nuevo el Barón de Vidal y Seguí no pudieron evitar el caos y la entidad se quedó a un paso de la quiebra. Contestí salvó al Mallorca, le sacó de ese callejón sin salida y le situó de nuevo entre los grandes. El presidente más longevo de la historia sembró las raíces del presente y fichó a Mateu Alemany, el mandatario más laureado.
Miquel Dalmau evitó el hundimiento y aportó el apoyo económico necesario para la conversión de la entidad en Sociedad Anónima Deportiva. En el verano de 1995 desembarcó en la Isla Bartolomé Beltrán, que recibió el encargo de Antonio Asensio y adquirió el club balear, y ocho años después, en 2003, el club regresó a manos mallorquinas por la inyección de un grupo de empresarios encabezados por Bartomeu Cursach primero y ahora por el promotor Vicenç Grande.