Amador Pons
Da igual que el Mallorca se
juegue la permanencia en Primera División, que el Olis Sóller
busque el pasaporte para la Liga Femenina, o que TVE ofrezca un
amplio reportaje sobre Rafael Nadal, el gran favorito para ganar
Roland Garros, a la misma hora que se disputa el Gran Premi
Nacional de trote, porque el Hipódromo de Son Pardo se llena como
cada año. Diez mil personas volvieron a abarrotar las gradas de la
pista palmesana para presenciar la carrera que debía establecer el
rey de la Generación L. «Lino de Font» terminó alzándose con la
corona.
Desde las nueve de la mañana las gradas del Hipódromo de Son Pardo mostraron un buen ambiente. De hecho en la sesión matinal se registró más afluencia de público que en las últimas ediciones. Buena parte de la culpa de este buen aspecto la tuvieron la presencia de seguidores llegados desde Menorca y Eivissa, que dieron colorido a las primeras carreras de esta jornada apasionante. A medida que avanzaba la jornada el público se multiplicaba hasta que las gradas reflejaron un lleno absoluto. Minutos antes de las siete de la tarde no había ninguna localidad vacía y el callejón junto a la pista también estaba repleto.
Terminaban los desfiles previos a la gran carrera y se lanzaba el autostar sin que buena parte del público se percatara. Los problemas en la megafonía y los comentarios sobre el posible ganador provocaron que se diera la salida sin que un buen grupo de aficionados se percatara del comienzo de la gran carrera. Durante los dos minutos escasos que duró el duelo los nervios se apoderaron de los aficionados y especialmente de las personas que se apelotonaron en el callejón, en su mayoría propietarios y amigos de los propietarios de los caballos.