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Tenis/ATP

El último gesto de Rafael Nadal

El mallorquín regresa de Hamburgo, donde se ha disculpado ante el director del torneo

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Cada día que pasa es más fácil convencerse de que Rafael Nadal Parera va a marcar la historia del tenis mundial. Ya no sólo porque sea un genio, un prodigio precoz al que le ha dado por ganar todos los torneos que juega, sino por los detalles que tiene. Su último gesto, pasarse dos días cogiendo aviones y taxis para disculparse ante el director del Masters Series de Hamburgo por borrarse del cuadro, es algo que no hubiera hecho ningún otro tenista. Pero claro, él es único.

Si Rafael Nadal va a convertirse en el próximo número uno del mundo es porque tiene un físico descomunal, una mente prodigioso y un caracter ganador sin parangón. Pero sobre todo, por su entorno. Absolutamente influenciado por su familia, el nuevo fenómeno de la ATP ha tenido detalles que ningún otro jugador ha tenido. Tras ganar el punto definitivo de las semifinales de la Copa Davis ante Francia fue a dar la mano, uno por uno, a todos los componentes del equipo galo antes de comenzar a celebrar su proeza. Sus primeras palabras en la entrega de trofeos del Masters Series de Montecarlo fueron para darle el pésame a los ciudadanos del Principado por la reciente muerte del Príncipe Rainiero. Y el lunes tuvo su último gesto.

Los Masters Series son los torneos más importantes después de los Grand Slams y los jugadores están obligados a jugarlos si no están lesionados. Rafael Nadal tiene un corte en la mano izquierda que no le permite coger la raqueta con normalidad y está tremendamente cansado. No era necesario trasladarse hasta Hamburgo para que el médico de la ATP certificara que no podía jugar, bastaba con disculparse desde Roma. Es algo que no entra en el «Código Nadal». Rafael cogió un avión de Roma a Hamburgo para ver al director del torneo y explicarle su situación. Se disculpó y le dijo que sabía que era un torneo muy importante y que el próximo año iría a jugar. Este gesto le ha costado dos días de aviones, taxis, retrasos, cuando cualquier otro tenista hubiese llevado 48 horas en su casa.

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