David Villa alcanzó a controlar un servicio en profundidad. Bajó la pelota al suelo con el pecho y con una maniobra genial largó un tiro cruzado que superó a Moyà. La hinchada se abría paso entre los vomitorios del estadio y en la planta noble de Son Moix empezaban a redactar un nuevo discurso. Había llegado la hora de empezar a trabajar, de hablar de un nuevo proyecto. Es el Mallorca que viene, cargado de interrogantes pero con un objetivo común: lograr el ascenso. El club quiere imitar el modelo del Celta -vender a sus mejores activos y confeccionar una plantilla competitiva- en un intento por regresar lo antes posible a la máxima categoría. Sin embargo, todo está pendiente de confirmación, desde la continuidad de Cúper hasta la de un buen puñado de consejeros.
El técnico. Existe unanimidad en el consejo de administración del Real Mallorca SAD: Cúper es el técnico idóneo para liderar el proyecto en Segunda. Sin embargo, y pese a que el argentino ha manifestado en diversas ocasiones que no le importaría entrenar en la categoría de plata, a estas alturas nadie lo da por cerrado. El club quiere a Cúper, pero tratará de que el entrenador rebaje sus emolumentos, desorbitados para entrenar en Segunda División. Es muy probable que en ese sentido no haya ningún problema, pero también hay que tener en cuenta que Cúper sigue siendo un técnico con un enorme prestigio y puede recibir alguna oferta del exterior, sobre todo de Italia. Así, todo está en manos del preparador de Chabas, que se definirá cuando el equipo esté matemáticamente descendido. Hasta entonces, es improbable que Héctor Cúper vaya a arrojar la toalla.
El consejo. Mateu Alemany apareció la pasada semana en conferencia de prensa para explicar que los consejeros se habían comprometido a seguir en el club a medio y largo plazo. Es decir, hay un compromiso de los accionistas de no abandonar la entidad en una situación tan delicada como la actual. Los propietarios de los títulos de la sociedad anónima mallorquinista pretenden con esa medida darle solidez al proyecto del club, indistintamente de si se juega en Primera o en Segunda División. El presidente, en una entrevista concedida a este diario, también confirmó meses atrás que pretendía seguir al frente del consejo y liderando el club, a pesar de que expira su contrato y su futuro está en manos de los accionistas. Al menos, su futuro como máximo mandatario del Mallorca, porque continuará como referencia en el consejo de administración.
La plantilla. Es uno de los aspectos más complicados que deberá abordar el club. Hay muchos futbolistas que están cedidos, otros acaban contrato, los hay que son transferibles y otros que juegan a préstamo en otros clubes y que regresarán a final de curso. Así, Okubo (Cerezo Osaka), Jorge López y De los Santos (Valencia), Westerveld (Real Sociedad), Romeo (Hamburgo), Arango (Puebla) y Melo (propiedad de un grupo inversor) se encuentran cedidos este año en el Mallorca, pero todos agotan su vinculación con el club el próximo 30 de junio. Ninguno de ellos seguirá, a excepción de Arango, al que se intentará comprar. Con todo, es muy probable que al venezolano le llegue alguna proposición interesante después de haber firmado una temporada aceptable. Igualmente, Poli, Marcos y Correa acaban contrato. También es complicado que alguno de ellos vaya a seguir. Sólo el mallorquín tiene alguna opción.
Después hay un grupo de jugadores a los que se tratará de vender para sacar algún beneficio económico. Farinós, Niño, Moyà, Luis García, Cortés, Iuliano, Pereyra o Ballesteros estarán en venta, porque alguno de ellos tiene una ficha muy elevada, insostenible en Segunda División. En ese aspecto, el club se fijará en las actuaciones que ha tenido esta temporada el Celta, que se desprendió de los futbolistas más importantes y confió el ascenso a jugadores de segundo orden y cedidos. Luego están los que vuelven: Kome (Getafe), Nagore y Perera (Celta), Delibasic (Benfica), Toni González y Luciano (Ciudad de Murcia) y Raúl Martín (Tenerife). Todos ellos encajan bien en un proyecto de Segunda.
Secretario técnico. En el consejo de administración tienen claro que Cúper es el entrenador ideal para la próxima temporada, pero la mayoría de los accionistas también tiene claro que Pep Bonet no debe continuar en el cargo. Es uno de los secretarios técnicos con mayor prestigio en el fútbol español, pero los consejeros han perdido la confianza que tenían en él. Son muchos los que piensan que es el responsable directo de la situación en la que se encuentra actualmente la entidad, a pesar de que algunos fichajes no llevan su firma. La llegada de Cúper le dejó en un segundo plano y en ciertas esferas del club no entienden que el secretario técnico apenas viaje para espiar futbolistas o realizar informes. Su contrato acaba a final de temporada y en el Mallorca tienen claro que no seguirá, a pesar de que el descenso de categoría puede dar al traste con esas teorías.
La afición. Es una de las partes más importantes del nuevo proyecto. El club pretende que no exista una diáspora de aficionados y que el hincha del Mallorca siga ligado la próxima temporada al equipo, porque sólo con el apoyo de la grada el club podrá subsistir. La entidad pretende mantener la actual masa social e incluso el mismo número de aficionados, para lo que deberá rebajar el precio de los abonos e incentivar a los hinchas diseñando un proyecto atractivo. La afición ha demostrado esta temporada que ha acudido a la llamada del club en situaciones difíciles y tendrá una cuota de responsabilidad muy elevada en el intento de volver a Primera.