José Antonio Diego|MADRID
Felipe Vivancos demostró que su progresión es una realidad y lo
plasmó en la final de los 60 metros vallas, en los que se colgó la
medalla de plata y acarició el récord nacional de la distancia.
Pero el gran protagonista fue Joan Lino Martínez, que ejecutó el
mejor salto del mundo este año, de 8'37 metros, y puso con su
título de longitud un colofón de oro a una jornada gloriosa para el
equipo español, que batió, con 12, su récord de medallas en unos
campeonatos de Europa en pista cubierta.
La final de 1.500 metros anunció su desenlace ya en la segunda vuelta, cuando el ucraniano Ivan Heshko imitó al irlandés Alistair Cragg, campeón de 3.000, y se fue solo por delante pese a ser uno de los mejores rematadores del mundo. Sin ayuda, ganó con la mejor marca en la historia de los campeonatos (3:36.70). Juan Carlos Higuero fue el único que recogió el guante y le persiguió a un par de metros, mientras que Reyes Estévez, en su afán por ahorrar energías, fue de atrás hacia adelante con el tiempo justo de arrebatar la medalla de bronce a otro español, el joven Arturo Casado.
Higuero repitió subcampeonato europeo en sala con 3:37.90 y Estévez, que asumió el ambicioso reto de doblar en 1.500 y 3.000, se convirtió en Madrid en el primer español que logra dos medallas individuales (dos bronces) en alta competición. Maite Martínez se quedó en Viena 2002 a las puertas del podio, pero en Madrid se encaramó al cajón con una valiente carrera de 800 que le dio la medalla de plata. Carlota Castrejana batió de largo su récord nacional de triple y se puso cuarta en la final con 14'42, cinco centímetros por encima de su plusmarca nacional. En el quinto salto mejoró otros dos y en el sexto logró su tercer récord (14'45).
El sevillano Antonio Reina ganó plata en 800 y Juan de Dios Jurado le secundó con un bronce conquistado a pulso en los últimos metros. El ruso Dmitriy Bogdanov tomó la cuerda al toque de campana en la final de 800 y no la dejó hasta el final. Venció con 1:48.61, seguido de Reina (1:48.76), que bailó al son de los demás, y de Jurado (1:49.11), que sacó a relucir su poderoso final.