Santiago Aparicio|BRATISLAVA
La última sesión del enfrentamiento entre Eslovaquia y España,
distante de emociones competitivas y con el resultado resuelto en
favor del cuarteto centroeuropeo, fue cruel con Feliciano López,
principal baza hispana, pero iluminó a Fernando Verdasco, que
inauguró su lista de victorias como jugador de Copa Davis y lavó la
honrilla del equipo en el duelo. La jornada aventuró dureza después
de lo sucedido en los días previos. Con todo resuelto y poco que
disputar. Si acaso, evitar un cómputo desastroso y salvar el honor
del resultado.
Miroslav Mecir, capitán eslovaco, ahondó en la herida española y acrecentó las dificultades. Designó para los últimos partidos de individuales a Michal Mertinak, el gigantón decisivo del dobles y a Kamil Capkovic, inicialmente desplazado a un papel testimonial. Mecir intentó así premiar a todos sus integrantes. Y disparó el protagonismo con dos secundarios. Dos raquetas oscurecidas en el ránking. Sin pedigrí alguno y que se ganan la vida participando en torneos menores marginados del circuito.
Dos dardos envenenados para Feliciano López y Fernando Verdasco, obligados a hacer de tripas corazón para salvaguardar su propio orgullo ante jugadores inferiores y el del equipo, necesitado de un triunfo para maquillar el marcador. El día fue cruel para Feliciano igual que toda la eliminatoria. El toledano ha sido el peor parado de Bratislava. Sólo una derrota ante el gigantón Mertinak podía empeorar sus últimas horas en la capital eslovaca.