Lo suyo es la anticipación, la picardía y el remate. Uno es pequeño, rápido y bullicioso. El otro se mueve más por intuición, por impulsos. Son Yoshito Okubo (Fukuoka, 1982) y Bernardo Romeo (Buenos Aires, 1977), la nueva pareja de ataque del Real Mallorca que hoy pueden compartir, por primera vez, el mismo escenario. Si, como parece, Héctor Raúl Cúper se decanta por la opción que utilizó en el ensayo del pasado viernes, japonés y argentino tendrán la responsabilidad del gol ante el Getafe. El Mallorca ha aplicado el bisturí en este mercado invernal. Las reformas han afectado a todas las líneas, desde la zaga hasta la vanguardia pasando por la sala de máquinas. En ataque, el club ha optado por cambiar de munición. El dúo de la primera fase del campeonato, con Luis García como fijo y Perera o Delibasic a su lado, ha cambiado de aspecto. Luis García arrancará hoy desde la derecha, mientras que extremeño y montenegrino preparan las maletas para emigrar en busca de más oportunidades.
La frase acuñada por Cúper el pasado viernes («no veo al mismo Okubo») añade una carga de morbo al partido de esta tarde. El japonés saltará al terreno de juego más presionado, después de unas declaraciones que dejaban entrever cierto cambio de actitud de Okubo en los últimos días. Y es que el nipón ha vivido muy deprisa desde que llegó a la Isla a mediados del pasado mes de diciembre. Su irrupción en la Liga española fue espectacular, con una asistencia y un gol en el empate ante el Deportivo (2-2). Su actuación se agrandó al día siguiente, al conocer que Okubo fue capaz de jugar más de 85 minutos con un derrame en su rodilla. La entrada del central César le provocó un agujero notable que frenó su progresión y le impidió desplazarse al Manuel Ruiz de Lopera para medirse al Real Betis de Serra Ferrer.
Precisamente ante el equipo verdiblanco apareció en escena Berni Romeo. El delantero argentino, cedido por el Hamburgo hasta final de la presente temporada, apenas entró en contacto con el balón, aunque firmó una buena ocasión con un remate de cabeza que despejó Doblas con apuros. Las vísperas del encuentro en el Santiago Bernabéu estuvieron cargadas de contradicciones. Incluso se rumoreó la posibilidad de que existiera una grave lesión en su rodilla. Okubo, sin embargo, hizo todo lo posible para jugar, recibió el alta unas horas antes del choque, tras visitar una clínica madrileño, y cumplió su sueño de jugar en el estadio de Chamartín. Su entrada al terreno de juego coincidió con la salida de Romeo, que salió como titular, pero ninguno de los dos delanteros inquietaron la portería defendida de Iker Casillas. Hoy, por fin, Okubo y Romeo podrían tener la oportunidad de jugar desde el principio con la intención de alterar la dinámica y de empujar al grupo balear hacia la curación definitiva.