Miquel Àngel Moyà despedirá 2004 con mal sabor de boca. El portero del Real Mallorca acaba el año en la enfermería, por culpa de una lesión producida de la forma más absurda. El internacional sub 21 participaba el pasado miércoles en Marbella en un torneo de exhibición de lanzamiento de faltas. En el segundo disparo que recibía, se estiró para atajar el balón y el dedo meñique de la mano izquierda quedó clavado en el suelo. El resultado, una luxación interfalángica.
Ayer tarde, el portero mallorquinista fue sometido a una serie de explocaraciones por parte de los servicios médicos del club. Los resultados arrojan que afortunadamente no hay rotura, aunque un ligamento ha quedado dañado. Los galenos optaron por inmovilizar el dedo a Moyà, que es duda para el próximo partido de día 9 ante el Deportivo. La evolución en los próximos días marcará de manera más certera el periodo de inactividad. No obstante, el jugador es optimista y espera recuperarse a tiempo para poder ponerse bajo palos en el primer partido del año. Por delante tiene 10 días para reponerse.
La mala suerte ha perseguido al meta insular en esta recta final de 2004, pues una lesión muscular sin aparente gravedad ya le mantuvo inactivo durante un mes y medio recientemente. Eso sí le queda el consuelo de que Cúper ha demostrado confianza absoluta en él, ya que tras ese tiempo en el dique seco volvió al arco, sentando al holandés Westerveld.