La Comisión de disciplina de la Federación Internacional de Fútbol (FIFA) comunicó ayer a su homóloga española (RFEF) su decisión de multarla con 100.000 francos suizos -unos 60.000 euros- por los incidentes racistas ocurridos durante el amistoso España-Inglaterra del pasado 17 de noviembre. La FIFA apercibió también a la RFEF con adoptar medidas más drásticas, como sería el posible cierre de campo, en caso de reincidencia.
Tras recibir ayer tarde la confirmación oficial de la FIFA, fuentes de la RFEF dijeron: «la Federación Española acata la multa, la decisión de la FIFA hay que respetarla y no vamos a recurrir la sanción».
La FIFA abrió en su momento una investigación primero y pidió luego explicaciones a la RFEF después de que un sector de aficionados españoles corearan insultos racistas sobre los jugadores de color de Inglaterra en el partido amistoso que España jugó ante Inglaterra el pasado 17 de noviembre en el estadio Santiago Bernabéu en Madrid.
Tras aquel partido, aparecieron quejas de la Federación de Fútbol Inglesa (FA) y del ministro británico de deportes, Richard Caborn, quienes condenaron los incidentes y contactaron además con la FIFA para trasmitirle sus protestas.
El presidente de la FIFA Jospeh S. Blatter, por su parte, comentó: «No hay sitio para el racismo o cualquier otra discriminación en nuestro deporte. Al contrario, el fútbol debe convertirse en un instrumento para construir puentes y unir culturas».