Amador Pons|SEVILLA
Era el punto más sencillo de la final y Carlos Moyà se había mojado
demasiado como para permitirse fallar ahora que su gran sueño
comenzaba a vivirse. Así que el tenista mallorquín utilizó toda su
experiencia, armó sus mejores golpes y se exigió su mejor versión
para superar a Mardy Fish por 6-4, 6-2 y 6-3 (una hora y 57
minutos) y situar el primer punto de la eliminatoria frente a
Estados Unidos en el casillero español. Mardy Fish tenía muy pocos
recursos para afrontar el enfrentamiento ante Carlos Moyà. El
americano cuenta con un buen primer servicio, pero perdía todas sus
opciones cuando la pelota pasaba más de tres veces por encima de la
red. Así que apostó por jugarse todas las pelotas. La apuesta
funcionó en los tres primeros juegos. Fish se anotó el primer juego
con cuatro saques directos (dos de ellos aces), consiguió romper en
blanco el saque el mallorquín en el segundo juego (los ocho
primeros puntos del partido cayeron del lado de Fish) y se
benefició de los problemas de Moyà con el resto para colocar el 0-3
en el marcador.
A pesar de lo adverso del resultado, Carlos Moyà estaba tranquilo. Sabía que estaba jugando por debajo de sus posibilidades y que Fish no aguantaría mucho más con el porcentaje de aciertos tan elevados. Una derecha ganadora del palmesano sirvió para que se anotara su primer juego (1-3) y para que el público se despertara. Era un aviso que se convirtió muy pronto en amenaza. Moyà se colocó 0-40 en el quinto juego y pese a que Fish logró salvar la primera pelota de break con un ace, cedió su saque en la segunda (2-3 y saque del mallorquín). Había pasado casi media hora desde que Moyá y Fish habían saltado a la pista de La Cartuja, pero Moyà ya había conseguido equilibrar el encuentro 3-3. Los técnicos consideran que el test para calibrar la diferencia entre un buen jugador y un campeón hay que realizarlo a partir del séptimo juego de cada set. Evidentemente Moyà era muy superior a Fish, pero para evitar dudas, rompió nuevamente el servicio del americano en el noveno juego después de que éste cometiera el enésimo error no forzado con su derecha (5-4 y saque). Moyà no quiso que Fish tuviera opciones de reacción y se colocó con 40-0 en el décimo juego, lo que le permitió anotarse el primer set (6-4) siendo ya el gran dominador del juego.
Carlos Moyà había soltado definitivamente su brazo y Mardy Fish sufría las consecuencias. El estadounidense vio como el mallorquín se colocaba 0-40 en el juego inicial del segundo set y como le rompía el servicio en la segunda oportunidad tras forzar un error del visitante con una nueva derecha muy poderosa. El jugador mallorquín estaba cumpliendo con su gran sueño y solventaba las situaciones complicadas (una pelota de break en el cuarto juego) con sus mejores golpes: el saque y la derecha. Para terminar de apuntillar a Fish, Moyà se permitió una nueva rotura en el quinto juego, que le colocaba 4-1 arriba en el electrónico y con el servicio en su posesión. El set continuó según lo previsto y el balear se anotó el segundo parcial por 6-2. El partido estaba visto para sentencia. Carlos Moyà estaba muy seguro desde el fondo de la pista. Obligaba a Mardy Fish a forzar el exceso y a cometer muchos errores no forzados. Además el mallorquín soltaba de vez en cuando su derecha para seguir sumando puntos en el casillero de golpes ganadores.