Héctor Cúper volverá a poner a prueba el domingo la brillante herencia que dejó su primera etapa en la Isla. El argentino vuelve a Zaragoza, donde exhibió su capacidad para dirigir al Mallorca entre 1997 y 1999, y donde espera reactivar las pretensiones de sus hombres con una victoria que resulta casi obligada. El argentino ganó en La Romareda las dos temporadas que estuvo al frente de los rojillos y espera reeditar ahora esos números para hacerlos coincidir con el despegue del equipo. En su primer desplazamiento a la capital aragonesa con el argentino, el cuadro balear cosechó un importante triunfo por 2-3 (jornada 33) que le sostuvo en la zona noble de la clasificación cuando más falta le hacía. Un ejercicio después, aunque más temprano en el calendario (jornada 14), los isleños superaban a los maños otra vez por la mínima (0-1) y ganaban crédito para reivindicarse entre los grandes.
Esa victoria supuso un punto de inflexión para los locales, que blindaron sus dominios provocando dos derrotas y un empate en los tres cruces siguientes. Eso volvió a torcerse durante la última campaña, en la que el Mallorca venció por un amplio 1-3. En ese encuentro debutó Delibasic, que también abrió el marcador. Por lo demás, la maquinaria del Mallorca volvió a ponerse en funcionamiento con la mayoría de sus hombres trabajando de nuevo sobre el césped. Con el Zaragoza en el horizonte y la segunda victoria marcada en la casilla de asuntos pendientes, el primer equipo empezó a preparar una reválida clave para definir su futuro y lo hizo con la agradable notícia de saber que la enfermería se ha quedado practicamente vacía. Sólo la duda de Cortés figura en el parte médico y aunque quizá es pronto para incluir a algunos jugadores en la convocatoria, lo que parece seguro es que parece que en breve estarán a disposición del técnico. De hecho, Müller tiene el alta y Delibasic, Moyà y Marcos Vales empiezan a trabajar al ritmo habitual.
Cúper dirigió la primera sesión dispuesto a dar una vuelta de tuerca más en la puesta a punto del plantel y dividió a los futbolistas en dos grupos, que trabajaron en dos tandas distintas.