El entrenador Carlos Roa impartió ayer su primera lección. El guardameta internacional argentino y uno de los porteros más carismáticos de la historia del Mallorca, se vistió de corto para compartir sus conocimientos con los chicos de la escoleta del Constancia y con los futbolistas de los equipos base. En el club de Inca está tratando de recuperar la forma física después de superar una complicada enfermedad para poder regresar al fútbol en activo en el mercado de diciembre. Además de recuperar su mejor forma, ayuda a los técnicos a formar a los jugadores del Constància. Cuando dos partes están dispuestas a entenderse, los acontecimientos se desarrollan muy deprisa. El pasado jueves, Fabio Durán, entrenador de los porteros de las categorías inferiores del Constància y amigo personal de Carlos Roa, departió con la cúpula del club para saber si estarían dispuestos a dejar entrenar al portero unos meses hasta que recuperara la forma y pudiera volver al fútbol en activo -la idea de Roa es fichar en diciembre por algún equipo de Primera o Segunda división-. Los dirigentes del equipo de Inca le pidieron si podía asistir a los entrenamientos de los chicos y darles consejos. Roa aceptó y ayer impartió su primera lección.
En principio, Carlos Roa va a centrarse en el trabajo con los porteros, ayudando a su amigo Fabio Durán, también portero con el que jugó en Argentina y que llegó a jugar hace tres años en el Parma. Pero los responsables del Constància quieren que el guardameta argentino, un ídolo para varias generaciones de fútbolistas mallorquines, realice rotaciones y vaya pasando por todos los equipos para poder dar consejos a todos los futbolistas del club. Va a ser difícil que hable con todos los chicos, ya que el Constància ha alcanzado este año unas cifras impresionantes. En la escoleta cuentan con alrededor de sesenta chicos y los equipos de fútbol base alcanzan los trescientos cincuenta futbolistas. Su números son tan altos que han tenido que formar cinco equipos de categoría alevín porque cuentan con cien chicos de edades correspondientes a la categoría alevín.
Joan Garau, desde esta temporada el coordinador de las categorías base del club, dice que el objetivo del Constància no es tan sólo formar a futbolistas, sino formar personas. Para ello han comenzado unas serie de iniciativas dirigidas a mejorar la formación de sus chicos. Se han acondicionado unas aulas para que los jugadores puedan realizar los deberes y reciban la ayuda de profesores de repaso o psicólogos si los necesitan. Es un sistema que ya utilizan clubes de Primera división como el Sevilla o el Athletic de Bilbao. Además, cada entrenador pasa un informe todas las semanas a los psicólogos del comportamiento de los futbolistas durante las sesiones preparatorias. Cada tres meses los padres recibirán un informe sobre las actuaciones de sus hijos. El Constància está dispuesto a realizar bien las cosas y en los dos próximos meses va a poder beneficiarse de la presencia de un jugador tan carismático como Carlos Roa.