A las 14.37 minutos del mediodía Héctor Cúper se bajaba de un Jaguar, vehículo que conducía Mateu Alemany y en el que también viajaba Alejandro Camaño, agente del técnico. Su aparición en Son Moix fue casi mesiánica, como si hubiera llegado a Palma el hombre que va a arreglar todos los problemas que están atizando al Mallorca. Más de diez fotógrafos, una decena de cámaras, programas de radio en directo, luces, ruidos, reporteros agolpados en torno a la mesa en la que se sentaban Cúper, Alemany y dos consejeros. El técnico iba a ser presentado por segunda vez en Palma, en un escenario muy distinto y en una situación antagónica. Su misión, sacar a flote a un equipo lleno de fugas. Viene para ejercer de «coordinador», pero en realidad controlará casi todas las áreas técnicas. Supervisará fichajes, será el entrenador y escrutará muchas de las cosas que sucedan en el club. Damià Amer será su mano derecha y Alfano su preparador físico. Cúper llega al Mallorca con la intención de liderar un proyecto a largo plazo, pero ese tipo de proyectos sólo los sostienen los números. De momento, el técnico de Chabás se encuentra a un Mallorca que comparte la plaza de colista con el Numancia, que todavía no ha ganado en su estadio y que tiene un calendario temible, en el que se va a enfrentar a equipos de primer orden como Sevilla, Atlético, Valencia o Zaragoza. Además, los isleños están castigados por las bajas y las sanciones.
Por eso Cúper agarró ayer el chándal y se fue hasta la ciudad deportiva, poco después de almorzar. Había llegado a primera hora de la mañana, fue presentado al mediodía y por la tarde ya ejerció como técnico. Sabe el preparador sudamericano que no puede perder ni un segundo, porque ahora no va a tener una pretemporada por delante para conocer a su plantilla. Asume que el Mallorca tiene un enorme déficit y por ello quiere sacarle punta a cada una de las situaciones, en un intento por resucitar a un cadáver. «Es un desafío que me gusta», explicó ayer cuando fue interrogado sobre el porqué de su fichaje. Ha pasado Cúper de luchar por la Liga de Campeones a tener que rehabilitar un equipo en ruinas, y eso llama la atención. «En definitiva a mí lo que me gusta es entrenar». Con todo, Cúper asume un importante componente de riesgo, porque ha firmado por tres temporadas y el Mallorca está al límite desde hace un par de años. Dice que ha aceptado la propuesta porque se le ha presentado un proyecto enorme, ambicioso, más allá de lo que se pueda sufrir esta temporada. Pero, ¿y si el equipo desciende? «Eso no va a pasar», advirtió ayer durante su presentación. Lo cierto es que cuando la primera entrega de Cúper todo también estaba bajo sospecha, pero el argentino se encargó de ir eliminando interrogantes.
Ahora todo es muy diferente, desde la ciudad deportiva hasta el estadio. El Mallorca es un club consolidado en Primera y que trata de alargar sus apariciones en la máxima categoría. Sin embargo, en los últimos años ha coqueteado con el descenso a Segunda División y sólo algunos finales de curso notables le han apartado de la tragedia. Y ahora el equipo se vuelve a encontrar en esas, metido en una dinámica negativa y al borde del colapso. Lleva muchas jornadas sin conocer la victoria, desde que ganara en Getafe. Cúper va tener muy poco tiempo para preparar, por ejemplo, las citas ante el Sevilla y ante el Lanzarote en la Copa, pero además va a tener que realizar un enorme trabajo psicológico. Se va a encontrar con un vestuario derrumbado por las derrotas y por el despido de Floro, con una mentalidad muy frágil y con mucho miedo al error, a la derrota. El consejo de administración del Real Mallorca SAD ha realizado un gran esfuerzo económico para fichar a Cúper porque advierte que algo no va a bien. Prefieren atajar cuanto antes la crisis, porque es probable que luego ya no lleguen a tiempo. El descenso a Segunda División sería un desastre económico y deportivo incalculables y por eso los gestores del club se han apresurado a despedir a Floro y a lanzarse a por Héctor Cúper.