Óscar González|VILNA (LITUANIA)
Cuatro puntos y quince minutos de buen juego fue todo lo que sacó
la selección de Luis Aragonés de sus partidos contra Bélgica y
Lituania, un botín que no oculta los problemas que atraviesa un
conjunto nacional que sigue sin remontar el vuelo. Bajo el síndrome
de la Eurocopa, España no ha mostrado demasiados síntomas de
recuperación y el tiempo de gracia concedido al nuevo entrenador
comienza a agotarse.
«El equipo tiene que salir al campo convencido de jugar bien y de que va a ganar. Luego, puede pasar otra cosa, pero tiene que haber ese convencimiento», afirmó Luis Aragonés la víspera del enfrentamiento contraBélgica. Pues ese convencimiento, que de alguna forma existió en la victoria contra Bélgica (2-0), desapareció cuatro días después, cuando se convirtió a Lituania en una selección de primer nivel, a base de temores y precauciones.
Lejos de salir reforzada de una semana que se consideraba decisiva, la selección ha aumentado sus dudas, porque sigue sin un estilo definido. Ante Bélgica, Luis Aragonés ilusionó con un equipo muy joven (24 años de promedio) y ofensivo, que durante el primer cuarto de hora jugó muy bien, pero sufrió un súbito apagón, del que le rescató Albert Luque.
El seleccionador, sin embargo, pareció perder la confianza en ese grupo de jugadores, a los que consideró demasiado «blandos» para fajarse sobre un mal terreno de juego, con temperaturas bajo cero y ante un rival incómodo. Sacó a cuatro de ellos del equipo y se decantó por un once más combativo y experimentado, con David Albelda, Rubén Baraja y Xavi Hernández juntos por primera vez, y Raúl González como único punta.
Aragonés pintó a la selección lituana, clasificada en el puesto 118 de la FIFA, como un rival muy peligroso ante el que era bueno, incluso, empatar y los jugadores, más pendientes de mantener su meta imbatida, prácticamente, entregaron el primer tiempo.
La reacción en el segundo, con el equipo totalmente trastocado, con todos los delanteros posibles en el campo (Luque, Raúl, Tamudo, Fernando Torres y José Antonio Reyes) no sirvió de mucho. España dio una sensación de impotencia, perdió fuerza en el centro del campo y dejó espacios para que Lituania buscase el contragolpe. Sólo un golpe franco lanzado por Xavi, en el tiempo de descuento, permitió pensar en la victoria.
Aferrada a la «media inglesa» (vencer en casa y al menos empatar fuera), la selección española mantiene intactas sus opciones de clasificación al Mundial de Alemania, pero no ilusiona a una afición desencantada desde la Eurocopa.
El único cambio visible, por el momento, es que el nuevo seleccionador ha conseguido alimentar todo tipo de debates. Ha logrado que por una vez se hable sólo del conjunto nacional y no de los clubes. La polémicas sobre la sede fija y la «arenga» a José Antonio Reyes convirtieron a la selección en el centro de atención durante semana y media, pero ésta no correspondió con juego y buenos resultados. Los enfrentamientos ante Bélgica y Lituania, además, han dejado víctimas. José Antonio Reyes y Fernando Torres, los dos jóvenes que más expectación han levantado en las últimas temporadas, salen «tocados» de estos partidos. Además, la mala actuación de Torres contra Bélgica ha abierto un debate.