Fue el de Albacete un Mallorca vulgar, casi miserable. Nunca dió la sensación el equipo de Floro de que podía atrapar el partido, y claro, lo acabó dejando como estaba al principio. Sólo la insistencia de Arango y la clase de Jorge López aportaron algo de luz a un encuentro vago, sin contenido, en el que los isleños se estrellaron ante las mismas limitaciones de siempre. No hubo juego por la orillas, ni salieron las jugadas de estretegia, ni el centro del campo tuvo capacidad para generar nada nuevo. Jaime, un tipo con un recorrido más bien discreto por el planeta fútbol fue capaz el solo de administrar el partido, de someter a todo el elenco de centrocampistas del Mallorca. El Albacete, un equipo de perfil bajo, triplicó en oportunidades de gol al equipo balear, que apenas pudo marcar en un derechazo de Luis García que tuvo su epílogo en el remate de Arango. El resto, nada de nada (0-0).
Floro dispuso un buen montón de músculo en el centro del campo para apañar la baja de Farinós y eso dió con un partido muy denso. Marcos y Pereyra se arremangaron en el círculo central, pero si la pelota no llegaba a Jorge López o Arango el Mallorca sufría. Por eso el arranque de la cita fue un tostón, porque el juego del Albacete era muy plano -balones largos en busca de alguna carrera de Lawal- y porque el Mallorca no encontraba su sitio. En esas, el equipo isleño decidió confiarse al talento de Jorge López y entonces dió con la fórmula. Estuvo cerca del gol el grupo de Floro en un arranque del mediocampitsa rojillo que acabó en un derechazo de Luis García, pero que Valbuena repelió. El portero, en una intervención felina, tuvo tiempo incluso para sacar el remate posterior de Arango, que llegaba desde la segunda línea (minuto 24). La hinchada empezaba a irritarse con las imprecisiones y la lentitud de Jaime y el Mallorca trataba de ganar terreno, ademas del gobierno del balón. Curiosamente, los pitos hicieron crecer a Jaime que tomó el mando de las operaciones y originó la mejor ocasión de los manchegos en el primer acto, luego de lanzar una carrera por el centro que Momo finalizó con un disparo alto (minuto 37). Eran los mejores minutos del equipo de José. El Albacete cerró el primer tiempo con un remate de Rubén Castro a servicio de Lawal (minuto 45) y con la sensación de que su caudal de fútbol ofensivo iba en aumento.
Y ese fue el escenario del inicio de la segunda entrega, porque en apenas cuatro minutos el conjunto local ya había pisado en tres ocasiones el área de Moyà; primero tras una entrega de Pacheco a Rubén Castro, que el canario no acerto a definir. A renglón seguido, Lawal se atrevió con Poli, le encaró y largó un derechazo que se perdió fuera. Para cerrar la batería de aproximaciones, Rubén Castro probó los guantes del portero de Binissalem, tras recoger un balón en el interior del área. El Mallorca pareció no incomodarse con los arreones del Albacete, porque eso le permitió tener algunos espacios para actuar al contragolpe. Floro debió advertir eso, porque puso sobre el tapete a Delibasic para ganar en frescura y velocidad. Mientras José, optó por meter a Mark González por la izquierda y cambiar de banda a Momo y a la primera que pudieron, ambos llegaron hasta la línea de fondo. Jaime seguía haciendo circular el cuero con sentido y del Mallorca todavía no había notícias en ataque, a la espera de que alguna error de los centrales le metiera en el partido.