Desde que el Ourense le empujara al abismo a finales de la anterior temporada, el Drac Inca ha sido incapaz de salir del laberinto que limita sus movimientos. Ni siquiera su estreno en la categoría supuso el bálsamo necesario para aliviar los males de un equipo que precisa reencontrarse con la victoria en el menor tiempo posible. Esta noche el grupo de Juan Díaz dispondrá de una segunda oportunidad para exhibir sus credenciales en el torneo y aunque el calendario todavía se encuentra en su fase inaugural, un resultado negativo ante el Pozuelo podría agrandar la herida gualdinegra (El Torrejón, 21.00 horas).
El plantel inquense viaja a la capital de España dispuesto a transformar su desangelado aspecto. La primera jornada del campeonato significó un serio aviso para un equipo que apuntaba muy alto antes de salir a la pista, pero que ha tardado poco tiempo en comprobar la dureza de una competición marcada por el equilibrio. Mejorar los registros obtenidos el pasado domingo y recuperar el talento de algunos de los jugadores son las asignaturas pendientes del cuerpo técnico en este nacimiento de la liga.
Su rival en el partido de esta noche irrumpirá el parqué con esas mismas necesidades porque su arranque está lleno de sombras. El quinteto que dirige Antonio Herrera salió vapuleado de la cancha del Sabadell (84-71) pese a los argumentos que administra en su vestuario y busca un golpe de efecto que le reporte confianza y que refuerce su credibilidad en su primera aparición ante su público.