Luis Villarejo|ZENICA (BOSNIA)
Luis Aragonés podrá ver hoy el auténtico potencial de España, llega
la hora de la verdad para un seleccionador que dirige a un equipo
en transición, y al que intenta inculcar un nuevo estilo, con un
mayor rigor táctico, aunque eso sí, con los mismos futbolistas que
actuaron en la «era Sáez». Y es que salvo la entrada de Víctor en
el costado derecho, que suple a Etxeberría, Luis Aragonés se ha
dado cuenta en dos partidos amistosos, que los experimentos va a
tener que dosificarlos con gaseosa y las promesas deben esperar. El
99 por ciento de los tipos fiables son los de siempre. Los que dan
la cara, aquellos que conectan con un elevado nivel de compromiso,
son los clásicos. Y esos van a jugar todos mañana de inicio. Iker,
Helguera, Baraja, Albelda, Vicente, Raúl y Morientes. Esa columna
vertebral, esos pasillos de seguridad de los que habla a menudo
Luis nunca defraudan. Siempre suman. Pueden ganar o perder pero es
lo que hay. Con Reyes y Torres en la rampa de lanzamiento.
Salihamidzic es uno de los iconos del Bayern Múnich. Brazzo, apelativo como le conocen en Alemania a Salihamidzic, «es la vida y el alma del Bayern». Son palabras de su ex entrenador Ottmar Hitzfeld, quien le alineó en cualquier puesto en la banda en su etapa de entrenador. Salihamidzic pone talento y fuelle en equipo que sigue viviendo en punta del ex madridista Baljic y del ex delantero centro del Rayo Vallecano Elvir Bolic. Salihamidzic se encontrará en la banda con Vicente y con Enrique Romero. Un duelo interesante. El lateral del Deportivo es de los pocos internacionales a los que Luis ha entrenado en un club. Lo tuvo a sus órdenes en el Valencia. Y ahora confía en él para una demarcación que ha estado huérfana de un zurdo, pues hasta la fecha Puyol había actuado en esa zona del campo. Dice Luis Aragonés que al futbolista español le falta leer el fútbol sin balón. Uno de los grandes jugadores que son ya prolongación del entrenador en el campo es Raúl. Con él ha charlado largo y tendido en la concentración de El Saler. Y Luis Aragonés, que no conocía personalmente a Raúl, anda alucinado con el capitán español.