0 REAL MALLORCA B: Astrada (H), Rafita (H), Campos (H), José (H), Camacho (H), Zazo (H), Souaidy (H), Carmona (H), Luciano (-), Sebas (-) y Enric Pi (-)
Cambios: Moreno (H) por Sebas; Dani (H) por Luciano y Busi (H) por Zazo.
1 REAL MADRID B: Diego López (H), Palencia (H), Paredes (H), Arbeola (H), Robles (H), Jota (H), Juanfran (H), Javi García (H), Soldado (H), Jurado (-) y Arroyo (-)
Cambios: Trashorras (HH) por Arroyo; De la Red (H) por Jurado y Barral (H) por Soldado.
Àrbitro: Corredor Pérez (Colegio catalán) (H). Amonestó a los locales Rafita y Busi y a los visitantes Robles y Jota.
Gol: 0-1, minuto 68, Soldado.
Carlos Román
La filosofía del Madrid ha calado en sus categorías inferiores. O al menos en el filial, que ya ha aprendido a ganar de la misma manera que lo hace el primer equipo: exponiendo lo justo y rentabilizando al máximo su explosividad en los metros finales. Ayer al conjunto de Juan Ramón López le bastó con ser un poco mejor que el filial mallorquinista y con imponer su orden para llevarse los tres puntos del estadio de Son Moix. Con eso y con alinear a Roberto Soldado, un futbolista permanentemente asociado al gol que es capaz de desequilibrar un encuentro tocando unicamente un par de balones cada noventa minutos (0-1).
Fue un partido áspero y poco vistoso para la grada, que tal vez esperaba un poco más por parte de ambos bandos. Aún así, el filial mallorquinista le mantuvo la cara al encuentro durante los primeros cuarenta y cinco minutos, en los que el cuadro blanco apenas inquietó la portería de Astrada. Los baleares en cambio, ofrecían un aspecto serio y ordenado hasta llegar los tres cuartos de campo, pero adolecían de profundidad y pegada, a la vez que se perdían en las cercanías de la portería blanca. Un remate de Luciano dentro del área en el que Diego López aplicó sus reflejos fue la mejor ocasión que tuvieron los de Cazorla para llevar el partido a su terreno (minuto 20).
El descanso reactivó al filial madridista que saltó al césped con una mentalidad muy distinta y trasladó todo el juego al territorio local. Con la posesión del esférico en su poder, el segundo equipo madridista se fue haciendo fuerte y controló el choque en todas sus variantes. A ello contribuyó también la salida al campo de Roberto Trashorras y el desvanecimiento de los isleños, que pasaban entonces por su momento más delicado.
A poco más de veinte minutos para el final, Soldado reclamó su porción de protagonismo como mejor sabe hacerlo. Recogió un balón rebotado de un simple saque de banda y fusiló la puerta rojilla para mostrar la definición que le caracteriza y atar la victoria.
El gol acentuó las carencias del cuadro insular y terminó por desarmarlo, ya que las opciones del Madrid al contragolpe se multiplicaron y el marcador pudo ser más amplio.