Efe|SAO PAULO
El atleta brasileño Vanderlei Cordeiro de Lima se declaró
satisfecho en el regreso a su país, y aseguró que no le guarda
rencor al irlandés que lo interceptó durante el maratón de los
Juegos Olímpicos de Atenas cuando se encontraba al frente del
mismo. «Hace tiempo que hay gente que se pregunta si todavía existe
el espíritu olímpico. Creo que mostré que existe, que siempre va a
permanecer, que esa luz, esa antorcha no se va a apagar», afirmó el
atleta al aterrizar en el día de ayer en el aeropuerto de Sao
Paulo.
El atleta confesó que estaba tan concentrado en la carrera que apenas pudo darse cuenta de lo que ocurría cuando el irlandés Cornelius Horan se le abalanzó, y que al sentirse agarrado temió que el agresor «tuviese algún objeto cortante» para atacarlo. Liberado con la ayuda de otros espectadores, Vanderlei regresó a la carrera, recuperando lo que pudo de su concentración. No ganó el oro, pero sí el bronce. «Me preguntan si le guardo rencor al agresor. No le guardo rencor. Mi objetivo fue alcanzado y no era otro que conseguir una medalla», aseguró.
Pero aclaró que no tiene ninguna intención de contestar al irlandés si éste, como indicó a la prensa, le pide disculpas: «creo que no tendremos más relación», bromeó. «Vanderlei», como lo conocen en su país, explicó que el sueño su vida había sido ganar una medalla olímpica; «no me importaba si oro, plata o bronce». Y que decenas de veces, cuando se preparaba en pistas de altura en Colombia, imaginó su llegada al estadio de Atenas, donde soñaba compartir una victoria con su colega keniano Paul Tergat.