En una matinal, España cargó su equipaje de metales. La frustración de la primera semana de competición se transformó en júbilo en un sábado para enmarcar. En apenas unas horas, la delegación española se colgó el doble de medallas que en los ocho días anteriores. Tres platas y un bronce cerraron un sábado de gloria para el deporte nacional, que ya suma seis medallas y que hoy añadirá otra a su palmarés en la final de dobles femenino de tenis. A primera hora, en el centro ecuestre Markopoulo de Atenas, saltó la primera alegría. El combinado hispano, integrado por Rafael Soto, Beatriz Ferrer-Salat, Ignacio Rambla y Juan Antonio Jiménez, se adjudicó la medalla de plata en el Gran Prix de doma clásica.
Sin tiempo para saborear la tercera presea de la delegación nacional tras las de María Quintanal en tiro al plato y Paquillo en los 20 kilómetros marcha, las españolas Natalia Vía Dufresne y Sandra Azón subieron al segundo cajón del podio en la clase 470 femenino. Minutos más tarde, en las instalaciones de Agios Kosmas, Rafael Trujillo confirmó los pronósticos y se adjudicó la plata en la clase Finn. Tres medallas en una tacada. Pero ahí no acabó la cosecha. A la hora de la siesta, Sergi Escobar ganó el bronce en la prueba de persecución individual de ciclismo en pista. Así transcurrió un sábado de gloria.
El equipo español de vela vivió una jornada intensa de emociones, pues a las dos medallas de plata conseguidas en Finn y en 470 femenino, se le unió el buen comienzo que tuvieron el Tornado y el Star.
El agua no pudo deparar más tensión a todo el equipo español y demás seguidores, pues tanto Trujillo como Natalia y Sandra estuvieron en alguna ocasión en un tris de perder la plata y quedarse tan solo con el bronce.