Natalia Arriaga|ATENAS
Cuando, a cinco días de la inauguración, no hay signos que permitan
temer que los Juegos de Atenas vayan a ser distintos a los
anteriores, todo el mundo se atribuye el mérito de haber creído en
la capacidad organizativa de los griegos y haber adivinado que las
obras acabarían dentro de los plazos previstos. Los jefes de misión
de los distintos equipos, los propios atletas, los dirigentes del
COI y de los comités nacionales... nadie admite ahora su sorpresa
por el hecho de que los autobuses cumplan sus horarios, los
carriles olímpicos sean respetados por los vehículos privados o las
instalaciones estén en su sitio.
Todos se refieren en público a «nuestros amigos los griegos» para alabar su capacidad organizativa y nadie admite haber albergado jamás dudas sobre el buen final de la gigantesca organización olímpica. «Yo siempre defendí a Atenas. Lo que he visto hasta ahora es para mí la confirmación de la calidad que tendrán los Juegos», dijo hoy el presidente del Comité Olímpico Brasileño, Carlos Nuzman, también miembro del COI. Incluso el presidente de este organismo, el belga Jacques Rogge, se apuntó hoy al 'ya lo sabía yo'.
«Ya dijimos repetidamente que creíamos que había tiempo suficiente siempre que la organización diera los pasos adecuados», comentó. «Estamos extremadamente satisfechos de ver que los organizadores han cumplido todas las promesas realizadas». La propia Gianna Angelopoulos, presidenta del Comité Organizador (ATHOC), se ha mostrado eufórica en todas sus apariciones públicas, quizá sin tener en cuenta que aun no están en la ciudad ni la mitad de los participantes y que los dispositivos de seguridad, transporte o alojamiento no serán puestos realmente a prueba hasta dentro de unos días.