Carlos de Torres|NIMES
Aitor González, del Fassa Bortolo, firmó ayer en Nimes la victoria
de etapa española número cien en la historia del Tour y completó su
palmarés en la única carrera grande en la que nunca había ganado,
mientras que el francés Voeckler terminó un día más de amarillo en
una jornada de tranquilidad y sin cambios después del paso por los
Pirineos. González, vencedor de la Vuelta 2002, entró en solitario
tras abandonar a 5 kms de meta la compañía de los 9 corredores con
que había compartido la escapada buena del día. Arrancó con fuerza
en el momento justo «al cien por ciento» y ya nadie lo pudo parar.
Volvió el Aitor de hace dos años para levantar los brazos en
vencedor tras besar la medalla y el crucifijo que cuelgan de su
cuello, regalo de su mujer y de su madre. Su tiempo fue de
4h.18.32, a una media de 44,675 kms/hora en los 192 kms que separan
Carcasona de Nimes.
El ciclista del conjunto italiano, de 29 años, pasará a los archivos por lograr un éxito centenario, de los que siempre se recordarán y además abrió el casillero español en el Tour 2004, que falta hacía tras un mal paso de los Pirineos, especialmente entre aquellos que venían como favoritos. En su palmarés, además, ya tiene etapas en todas las grandes: 1 en el Tour, 3 en el Giro y 3 en la Vuelta, hecho que sólo iguala un corredor en activo: Pablo Lastras. «No se si es la etapa número cien, pero si dice mucho de un corredor ganar en las tres grandes», señaló. Con Aitor saboreando su vuelta entre los grandes tras dos años en la sombra, entraban en meta el francés Nicolas Jalabert y el francés Mengin a 25 segundos. Los españoles Igor González de Galdeano, Iñigo Landaluze, Egoi Martínez y el colombiano Botero lo hicieron a partir del medio minuto. Todos cedieron ante el empuje del vencedor, quien vino a luchar por la general y hubo de cambiar el chip tras perder más de media hora en Le Plataeu de Beille para dedicarse a cazar etapas.
El ciclista nacido en Zumárraga y afincado en San Vicente del Raspeig (Alicante) sacó su vena de contrarrelojista en un momento crucial y acertó de lleno. Su patrón Giancarlo Ferretti dudó de él en la prensa francesa y la respuesta fue inmediata. Por fin una alegría de Aitor en una prueba que no ha terminado nunca en dos participaciones. La transición de Pirineos a la región de Languedoc fue una especie de jornada de descanso que se ampliará con la jornada oficial de mañana, lunes, con el pelotón perezoso, el equipo del líder permisivo y sin noticias de los favoritos. Voeckler siguió presumiendo con la prenda amarilla por décimo día consecutivo y Armstrong a la espera de citas más estimulantes desde su segunda plaza de la general. Basso mantuvo su lugar como tercer clasificado y Mancebo es el primer español, quinto a 3.28 del líder.