Enrique Ramón|MADRID
Angelos Charisteas ya es un dios, con 24 años, en su país. Su gol
en la final contra Portugal que le dio el primer campeonato de
Europa a Grecia, obró el milagro. Grecia está de moda. El mes que
viene los Juegos Olímpicos. Y ayer, campeones en la Eurocopa.
Charisteas lo hizo posible. En apenas un mes ya es un ídolo. En
seis encuentros de competición. Nacido en Serres, con sus tres
goles en la Eurocopa ha logrado que Grecia alcance algo con lo que
no soñaban ni los más locos en las apuestas. Como en todos los
encuentros de la Eurocopa, el equipo heleno cocinó a fuego lento el
partido. Pesados, aburridos como pocos, esperaron su momento. Y
éste llegó en el minuto 57 con un golazo de cabeza de Charisteas.
Adelantándose a dos defensas y al portero Ricardo. España le sufrió
en la primera ronda. En el partido clave, con 1-0 en el marcador,
apareció este delantero centro del Werder Bremen para complicarle
la vida a los de Iñaki Sáez de manera decisiva.
Anteriormente ya había sido vital para que su país estuviera en Portugal. Con la primera plaza de la fase de clasificación casi perdida en un encuentro contra Ucrania (sólo le valía la victoria), salió al campo y a falta de tres minutos anotó el tanto de la victoria (1-0). Charisteas es un nueve clásico que ha vivido a la sombra del brasileño Adailton en el Werder Bremen. El carioca, máximo goleador de la Bundesliga en la última campaña, anotó 28 goles siendo clave en el doblete (Liga y Copa) del equipo teutón. Sin embargo, aprovechó los pocos momentos de los que dispuso para anotar cuatro goles en Liga. En la selección le ha ido mejor: 10 goles en 32 partidos, cuatro de ellos vitales para el devenir de Grecia en la Eurocopa. «Todos aman a Harry». Así reza la página web del equipo alemán en referencia a Charisteas, al que se lo conoce allí familiarmente con el mismo nombre que el aprendiz de magia.
Angelos, fuera del terreno de juego, responde al perfil de tipo normal. Le gustan los juegos de ordenador, internet, y se relaja con la música. Sobre todo tocando el Bouzouki, instrumento de cuerda muy popular en la música tradicional de Grecia. «De no ser futbolista me habría gustado ser músico», afirma. Se da la curiosidad de que en el siglo pasado fue perseguido por estar asociado, erróneamente, a una sociedad criminal griega. Ahora, a quien persiguen las defensas rivales es a este chico con nombre de ángel. Charisteas disfruta con el fútbol. Dice que lo más agradable que le ha pasado en la vida es poder hacer de su mayor afición su afición. Además, es un gran amante de la cocina: le encanta perderse entre fogones para realizarle todo tipo de guisos a sus amigos, de los que exige, como norma imprescindible, honestidad.