Mateo Alemany blinda al club de cualquier atisbo de distracción. El presidente del Real Mallorca no quiere que «nada ni nadie» altere la concentración del vestuario en su lucha por la permanencia en Primera División. La palabra salvación recorre todos los rincones de las oficinas de Son Moix. Todo lo que no tenga relación con ese objetivo, queda relegado a un segundo o tercer plano. Incluso el futuro de Luis Aragonés y de los futbolistas que acaban contrato dentro de dos meses se quedarán en un cajón hasta que el Mallorca no amarre su continuidad en la nobleza de la Liga.
El presidente del Real Mallorca, que comparecerá ante los medios cada quince días, quiso llamar ayer a la unidad del mallorquinismo con la intención de «volver a crear la atmósfera adecuada en Son Moix en el importantísimo partido del próximo domingo ante el Villarreal, en el que la participación de la grada, como sucedió ante Deportivo y Real Sociedad, será clave». De cara a la próxima cita, Alemany hizo saber que ya se han vendido 4.000 localidades para los socios -quedan 2.000- y el plazo para que los abonados puedan adquirir entradas se ha ampliado un día más.
«Se prevé una grandísima entrada y prácticamente se acabaron todas las localidades. Hay que aparcar cualquier cuestión que no esté enfocada hacia la permanencia. A final de temporada analizaremos, desde la autocrítica, y tomaremos decisiones en relación a los errores que hayamos podido cometer. Pero ahora nos quedan seis partidos, seis finales, tres partidos en Palma y tres grandes finales. El deseo de todas es el de acelerar la consecución de puntos para evitar llegar al final con la necesidad de ganar».