Jorge Muñoa|MADRID
Las canchas del baloncesto español han vivido un fin de semana con
un poco de deporte y un mucho de solidaridad en recuerdo de las
víctimas de los atentados del 11-M en Madrid, recordadas con
doscientas bolsas negras en los asientos de la Demencia en el amago
de derbi Estudiantes-Fuenlabrada. El gesto de la peña colegial
representa mejor que ningún otro la condena unánime de la violencia
que la Liga ACB, sus jugadores, técnicos, árbitros, auxiliares y
personal de todo tipo ha manifestado rotundamente de Lugo a
Tenerife, siempre con el recuerdo emocionado de las víctimas y el
respaldo a sus amigos y familiares por bandera.
Han sido horas duras para todos aquellos que se han tenido que vestir de corto, coger la pizarra, hacer sonar el silbato, vendar tobillos o rellenar el acta, pero ninguno ha fallado. En la cancha, es inevitable, ha habido victorias y derrotas, pero esta jornada todos pueden saborear un triunfo mucho mayor, más importante y vital pese al dolor por los que se han marchado. Aunque era lo de menos, la jornada ha arrojado resultados para el análisis. Los siete primeros clasificados ganaron sus encuentros. De los tres de cabeza, el Tau tumbó al Caja San Fernando (76-66) en cuanto Scola empezó a ver aro; el Pamesa siguió a sus bases para deshacerse del Fórum (95-84) y el Barcelona devolvió el guante de la eliminación copera al Joventut (64-60).
En el derbi madrileño más atípico que se recuerda el Estudiantes barrió a un Fuenlabrada desfigurado (93-75), el Real Madrid fabricó un marcador amplio en el último cuarto frente al Breogán (71-90), el Manresa volvió a la senda del triunfo en Tenerife (71-98) y el Unicaja arrancó el triunfo de la pista del Auna (68-89). La visita del Alicante a la pista del Murcia alimentó las esperanzas de permanencia de los alicantinos (76-89) y en el choque entre el Caprabo Lleida y el Casademont Girona los ilerdenses también dieron un nuevo paso para asegurarse la salvación.