Martín Mora Moragues (Algaida, 1938) dice que su mayor logro es ser multimillonario en amigos. Portero de fútbol y de waterpolo, presidente de la Federación Balear de tenis, pero por encima de todo emprendedor y altruista, recibió ayer ante un buen puñado de esos amigos el premio Cornelius Atticus, una distinción que reconoce los esfuerzos de una vida dedicada al deporte, en una capilla del Consolat de Mar que se quedó pequeña.
La consellera de Presidència Maria Rosa Puigexplicaba en la introducción del acto que Martín Mora fue el elegido de once candidaturas que optaban en 2003 al premio Cornelius Atticus y que el jurado se decantó por el exguardameta del Real Mallorca por su espíritu emprendedor, advirtiendo que «ha sido un gran promotor deportivo porque el deporte era el motor de su vida».
Su amigo Ramón Dot realizó una pequeña semblanza de Martín Mora para que todos los presentes conocieran un poco mejor al galardonado. Explicó que «hace 50 años que nos conocemos, desde que éramos rivales en el fútbol escolar y creo que es un romántico del deporte. Creo que una de las anécdotas que mejor le definen es la siguiente: jugábamos los juveniles del Mallorca y del Baleares en Son Canals. Eran los minutos finales y un delantero del Baleares remató, Martín hizo una parada y en el rechace otro jugador disparó muy cerca del palo. Los del Baleares pedían gol y nosotros decíamos que no. El árbitro se acercó a Martín y le preguntó si la pelota había entrado. Él dijo que sí había sido gol. En ese momento le hubiéramos matado, pero resume su vida. Siempre ha sido una buena persona».
Ramón Dot recordó que Martín Mora fue el primer portero mallorquín en jugar en Primera División y dijo que «si hoy hay jugadores como Carlos Moyà, Rafael Nadal o Tomeu Salvá es porque Martín Mora puso la primera piedra creando la Federación Balear de tenis». Jaume Matas le entregó la distinción, antes de que se vivieran los momentos más emotivos.