El Mallorca se ha metido en un atasco de proporciones considerables. Acumula casi tres meses sin ganar en casa, sólo ha sumado seis de los últimos 33 puntos y ya no gana ni jugando bien, un síntoma inequívoco de crisis. Ayer, cuando acariciaba un punto trabajado en inferioridad a base de músculo desde el minuto veintidós, cuando había desaprovechado una cantidad notable de ocasiones, cuando había conectado de nuevo con la grada, apareció Fernando Torres para clavar un puñal en el corazón. El Niño, que una hora antes había provocado la expulsión de Leo Franco, recibió de Sergi, se marchó por velocidad de Ramis y dibujó un remate picado que Miki sólo pudo contemplar con la mirada. Era el minuto 92 y otra vez en la orilla, otra vez de forma injusta, como sucedió en la primera vuelta, el Atlético sellaba una derrota que condena al Mallorca a luchar por evitar el descenso en el último tercio de la Liga (0-1).
El Mallorca arrancó el encuentro con ganas. Hasta el minuto 20, el grupo de Luis presionaba y se gustaba. El Atlético de Madrid, simplemente miraba, se dejaba llevar. Atrás, Ramis y Nadal mantenían a raya a Fernando Torres. En el centro, Pereyra se adueñó de la zona unos metros por detrás de Colsa, más motivado que nunca. El argentino se hizo inmenso: controló, robó, creó y vigiló de reojo aCaño Ibagaza. Luis, como se anunciaba en la víspera, modificó sus carriles. Situó a Campano en la diestra y a Finidi en la izquierda. El experimento no le salió bien porque, 45 minutos después, los dos ya se habían duchado.
Colsa selló las primeras ocasiones. Ahora con un disparo de zurda que rozó el larguero, después con un chut de diestra que despejó Aragoneses...Había ganas de fútbol en el campo y en el cemento.
Etoo volvió a aparecer en Son Moix. El ajetreo posicional no le impidió mortificar a la defensa rival, inventar sombreros y caños en zonas insospechadas e impartir lecciones de juego sin balón, con hábiles desmarques que no siempre fueron comprendidos. Etoo se asomó al balcón tras una pérdida de balón de Ibagaza. El camerunés recorrió treinta metros, sentó a De los Santos, y conectó un chut seco que despejó Aragoneses con bastantes apuros.
Pero cuando el gol indígena asomaba en el horizonte del partido, llegó la conexión atlético, el cordón umbilical que une la imaginación de Ibagaza y la pegada de Fernando Torres. El Caño metió el balón en profundidad al madrileño, éste dribló a Leo Franco con un autopase interceptado por el portero con las manos...fuera del área. Rodríguez Santiago se echó la mano al bolsillo y castigó su acción con la expulsión. Miki entró por Campano, que se dirigió a los vestuarios jurando en hebreo, y comenzó otro partido. Luis taponó la hemorragia desplazando a Finidi de nuevo a la derecha y tirando a Colsa a la izquierda.
El Mallorca acusó el golpe de la expulsión durante unos minutos y el Atlético merodeó el peligro. Primero con una falta lanzada por Ibagaza que despejó Miki con acierto y después con un centro de Novo, en su única aparición de la tarde, que empalmó Nano alto. Pero ahí desapareció el Atlético. Las huestes de Manzano se enredaron en la incomprensión y engrandecieron al Mallorca. El equipo de Luis se gustó, tocó con criterio y sólo le faltó el gol para rubricar un primer tiempo de seda y lujo.
Etoo volvió a desfilar por la pasarela del partido. El camerunés dibujó un remate desde 35 metros que salió rozando el larguero. El primer acto se cerró con una falta ensayada que remató Nadal a las manos de Aragoneses. Luis borró de la pizarra a Finidi en el descanso y metió en la arena a Nené. El Mallorca comenzó a moverse más por la orilla del brasileño. Apenas dos minutos después de los vestuarios, Pereyra buscó el gol. El Guille, omnipresente todo el partido, recogió un rechace y preparó su cañón. Su zurdazo acabó cerca del gol.
Un par de cabriolas de Nené calentaron a la grada y provocaron una comunión con el cemento sin precedentes en esta temporada. El brasileño, mirando a la grada, le dejó un balón a Etoo, el camerunés lo probó desde lejos y taponó García Calvo. En el córner inmediato, Colsa metió con ganas su cabeza y el balón se estrelló en el lateral de la red. Sólo el desacierto de Delibasic en alguna asociación con Etoo y Colsa, que acabó como segundo punta, impedían el gol indígena. Manzano miró a su banquillo y sacó a Nikolaidis. El Atlético dio un paso adelante y provocó un choque de ida y vuelta que agradeció la grada.
En la bandera del asistente, que señaló un fuera de juego bastante dudoso, murió una ocasión atlética, el preludio del gol. Ibagaza metió un pase desde la izquierda al corazón del área y allí remató Fernando Torres a la red. La jugada ya estaba anulada. El Atlético tumbó el campo a los costados, donde Jorge, relevo de un apático Novo, y Nano apretaron a su par. Nikolaidis y Torres lo probaron. También Etoo, siempre Etoo, lo intentó al otro lado del campo. Con el Mallorca arriesgando y el Atlético a la contra, llegó el detalle definitivo, la travesura de El Niño que empuja al grupo de Luis a los suburbios de la clasificación. Demasiado cerca deinfierno.
Fernando Torres cumplió con la tradición. El delantero madrileño demostró que le tiene tomada la medida al Real Mallorca. El Niño, que le había marcado tres goles al conjunto isleño en los tres últimos partidos, no faltó a su cita con el gol y sumó su tercer tanto en el estadio de Son Moix con la camiseta atlética. Torres, que llevaba más de un mes y medio sin marcar un gol, selló la victoria de su equipo con un golazo de alta escuela. El madrileño recibió de Sergi, se fue por velocidad de Iván Ramis y dibujó una vaselina que no pudo atrapar Miki Garro.