Xisco Cruz (Moscú)<7p>
En la tierra del ajedrez, el Mallorca ganó ayer con blancas. Con un par de movimientos de Etoo y con una excelente participación de los peones del banquillo, que tras el descanso se encargaron de darle jaque mate al Spartak y a la eliminatoria. Todo fue sencillo, simple, casi insultante, un ejemplo diáfano de lo que separa Mallorca de Moscú. Bastó un segundo tiempo acicalado para echar la persiana a los dieciseisavos de final y pensar en el Atlético, una historia distinta. Era un partido condicionado por los elementos, pero ni siquiera la nieve metió miedo. Con la hierba un poco pelada y el campo casi vacío, Spartak y Mallorca se repartieron respeto en un arranque de encuentro que apenas tuvo contenido. Fue plano, porque el equipo ruso carece de talento y porque Aragonés había montado un once apañado, pero falto de acoplamiento.
Campano siempre tuvo la tendencia a moverse hacia al centro (empezó por la izquierda), Marcos y Nagore actuaban en paralelo y Etoo no tenía materia prima para hacer nada interesante. Con el Spartak tratando de manejarse al contragolpe y el Mallorca intentando apropiarse del balón, el choque anduvo sin gobierno durante el primer tiempo. Apenas se pudo rescatar un tímido escorzo de Bruggink y un servicio de Finidi que no alcanzó a rematar Etoo. Los rusos no dieron señales de vida en ataque hasta que Pavlenko enganchó un balón en profundidad y estrelló su remate en los guantes de Miki, que tuvo un encuentro muy plácido. Fue lo único que hubo para echarse a la boca. Luego, empezó a nevar.
Eso pareció anunciar que todo iba a cambiar. Y lo hizo, porque el Spartak y el Mallorca decidieron intercambiar golpes. Pavlenko disparó fuera tras una jugada individual y poco después Finidi se encontró con el cuerpo de Lomaia tras un servicio de Etoo (minuto 53). El partido estaba peligroso, sin dueño, hasta que irrumpió Etoo para reventarlo. En el minuto 66 agarró un servicio en profundidad de Bruggink, se deshizo de Petkovic y tiró por debajo del cuerpo de Lomaia. El Mallorca tomaba ventaja y el Spartak se rendía. Luis movió el banquillo y los suplentes sellaron el triunfo. Toni González empujó a la red una pelota trabajada por Correa tras un error enorme de Kebe (minuto 80) y luego Perera ejecutó una vaselina perfecta por encima de Lomaia tras una precisa entrega de Correa (minuto 84), que tuvo dos apariciones galácticas. Los rusos encajaban las bofetadas sin rechistar. El Mallorca había hecho lo justo para apropiarse del botín y lograr una victoria que le mete en octavos.