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RCE Mallorca

El problema de Son Moix (1-3)

El Mallorca vuelve a caer en Son Moix, donde ha perdido tres de los últimos cuatro partidos / El Athletic impuso su mayor pegada ante la indolencia del ataque isleño / Delibasic tuvo un estreno discreto en Palma

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Era un día con muchas cosas que masticar. Que si el estreno de Delibasic en Palma, que si la llegada de Pereyra, el regreso de Valverde -un tipo que se sacó el carnet de entrenador en la Isla-, la titularidad de Bruggink o la efeméride de Leo Franco, que entraba en la leyenda. Era un día para diagnosticar si el Mallorca había recuperado sus constantes vitales o si por el contrario seguía enganchado al suero, porque la victoria en Zaragoza apenas había aclarado que Delibasic es un buen futbolista. Y resultó ser otra de esas citas en las que el equipo de Aragonés se enquista, como si en Son Moix le entrara el vértigo. Le bastó al Athletic con un zapatazo de Yeste y un par de arranques por banda para desarmar al Mallorca, que apenas si dio noticias con la batería de remates de Nené, que lo hizo todo bien hasta que miraba a los ojos de Aranzubia (1-3).

Dice Luis que su equipo debe tratar de limar esos dientes de sierra que tiene, esa especie de montaña rusa en la que se convierte cada cita del Mallorca. Por eso tiró de Nadal otra vez para equilibrar el centro del campo, que ataca bien por las orillas pero al que le falta solvencia en el círculo central. El de Manacor ofreció en Zaragoza un catálogo de servicios para el equipo, pero lo de ayer era otra historia. En parte porque Valverde puso talento (Yeste) para contrarrestar el músculo de Nadal y Colsa, y eso le dio al Athletic una carga de sentido común. El Mallorca tuvo las luces apagadas mientras los bilbaínos iban por delante, porque a la hora de crear nunca encontraba voluntarios. El 0-1 dejó malherido a los isleños, que se rearmaron gracias a la contundencia de Bruggink, pero el segundo del Athletic ya fue insalvable.

Y eso que todo tenía buena pinta al principio. Como si se tratara de un epílogo de lo que ocurrió en La Romareda, el Mallorca se metió la pelota en el zurrón amparado en la movilidad de Nené, muy ponzoñoso toda la tarde. El brasileño siempre encontró un recurso para desbordar, un espacio por el que aguijonear al Athletic. Apenas había amanecido el partido y los rojillos ya habían leído gran parte de su manual, que se agotó con un derechazo de Nené allá por el minuto 10. Entre tanto habían pasado muchas cosas -un tiro de Bruggink y otro par de Delibasic-, algo que ayudó a azuzar a la hinchada, ávida de buenas noticias. Colsa iba creciendo siempre al refugio de Nadal, y la pareja de pivotes del Mallorca era superior a la que formaban Gurpegi y Orbaiz. El cuero se movía de izquierda a derecha con criterio, y las carreras de Nené fueron lo mejor de un notable inicio. Con todo, el problema era marcar (todos los remates eran inocuos) y frenar a Yeste, que avanzaba sin oposición siempre desde el centro. Valverde había diseñado un equipo ofensivo, con Ezquerro y Etxeberria por los flancos, pero el Athletic apenas pisaba territorio balear. Con todo, el encuentro se empezó a rajar muy pronto. Nadal frenó a Etxeberria en falta cerca de la frontal; Leo Franco dispuso barrera, pero Yeste no la había pedido y largó un disparo que se fue abriendo hasta alojarse en la portería (minuto 18). El fútbol es para listos.

A partir de entonces se le hizo de noche al Mallorca. Los bilbaínos asumieron que era su oportunidad de hacer daño, y se fueron a presionar muy arriba. Los bermellones se encontraron entonces con serias limitaciones a la hora de generar juego, porque ni Colsa ni Nadal dan el perfil. Nené se aceleró y trató de culminar cada acción que empezaba, mientras Finidi lo intentaba por la otra banda. Ambos fueron de más a menos, y el nigeriano acabó perdido y entregado a la velocidad de Del Horno, que además originó el tercer gol. Cortocircuitado el centro del campo y sin juego por las bandas, el Mallorca esperaba que una acción perdida le diera el empate. Y sucedió. Tal y como había acontecido en la diana del Athletic, todo fue también muy confuso en el gol de Bruggink. Ramírez Domínguez le pitó una falta técnica a Javi González, que le había pedido la pelota a Delibasic, y el golpe franco de Bruggink lo metió Gurpegi en la red (minuto 38).

Con el empate en el bolsillo, el Mallorca apareció en el segundo tiempo como en el primero, lanzado. Nené insistía, Colsa entraba más en contacto con el balón y Bruggink enganchaba bien con Delibasic, falto de alimento. Pero sin tiempo para asumir su jerarquía en el partido, el Mallorca recibió otro bofetón del Athletic. Etxeberria lanzó a Urzaiz, que irrumpía por la derecha; el navarro metió el balón al segundo palo, Ezquerro sirvió de cabeza y Etxeberria, llegando desde atrás, logró el segundo (minuto 57).

Luego, ni un doble remate de Delibasic tumbó a Aranzubia, un buen portero. Nené seguía a lo suyo con los remates de volea y en un arreón vizcaíno llegó el tercero. Fue en un centro tras zancada de Del Horno por la izquierda que interrumpió Lussenhoff, que en su intentó por evitar el gol de Urzaiz introdujo el balón en la portería.

Otra vez el Mallorca sufría una derrota dolorosa, especialmente porque el Athletic apenas había disparado a puerta en todo el partido. Fue una cuestión de pegada.

El Mallorca no gana en el estadio de Son Moix desde el 7 de diciembre, cuando se impuso por la mínima al Real Valladolid. El equipo de Luis Aragonés sigue ofreciendo su peor versión en casa, donde ha perdido desde entonces ante Real Madrid (1-3), Celta de Vigo (2-4) y Athletic Club (1-3). Además, en esas derrotas han encajado diez goles, algo que ha engordado el número de tantos recibidos. El conjunto mallorquinista empató ante el Racing de Santander el pasado 19 de enero (1-1), pero no ha conseguido el triunfo en su feudo en los cuatro últimos encuentros que ha disputado.

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