Erosionado por un pésimo comienzo de curso, el Atlètic Balears ha necesitado media temporada para sacudirse la imagen que le persigue los últimos años y recuperar su carácter ganador. De la mano de Miquel Bestard, el equipo de la Vía de Cintura ha protagonizado una espectacular remontada en las últimas jornadas y amenaza con prolongar su racha y meterse en la liguilla para tratar de hacerse con una plaza en Segunda División B. En el mes de agosto, el Atlètic Balears se las prometía muy felices. Paco Clos (entrenador) y el exbarcelonista Julio Alberto (director deportivo) reunieron a una plantilla de lujo para la Tercera división balear. Gabi Vidal y Julián Ronda se comprometían con la entidad blanquiazul y llegaba una legión del Vilafranca, el campeón del curso anterior, encabezada por Fullana.
Pero los resultados golpearon pronto al banquillo. Un empate (Alcudia) y cuatro derrotas (Santanyí, Collerense, Santa Eulàlia y Sporting Mahonés) provocaron que el tándem Clos-Julio Alberto fuera destituido y que se buscara la solución en el técnico López Castillo y en alguna incorporación de última hora.
López Castillo tampoco duró mucho. El preparador alineó al recién llegado Juan Antonio Marimón, que había disputado cinco partidos con el Playas, y el Manacor impugnó el partido por alineación indebida. El periplo del técnico por el vestuario blanquiazul finalizó muy pronto y la directiva apostó por Miquel Bestard para reconducir el rumbo de un equipo que fue colista en la sexta y séptima jornadas del campeonato.
Desde la llegada de Miquel Bestard el rumbo del Atlètic Balears ha sufrido un cambio de ciento ochenta grados. Se ha instalada en la octava posición de la tabla clasificatoria después de encadenar seis encuentros consecutivos sin perder y de sumar doce de los dieciocho puntos posibles. El Cardassar fue el último equipo que consiguió superar al conjunto de la Vía de Cintura. Desde esa decimosexta jornada, el Atlètic Balears ha empatado ante el Arenal, el Playas de Calvià y el Santanyí y ha ganado al Binissalem, al Alcudia y al Collerense. Lo más significativo de esta racha es que desde que Bestard es el inquilino del banquillo blanquiazul, el Estadi Balear se ha convertido en un fortín. No se ha vuelto a perder ningún partido, lo que ha propiciado la escalada en la clasificación.