Desde que se realizó el sorteo del cuadro del Open de Australia, Rafael Nadal fijó en su mente un partido y una pista: contra Lleyton Hewitt y en la Rod Laver Arena. Ayer se convirtió en el jugador más joven de los últimos quince años que alcanza la tercera ronda del primer Grand Slam de la temporada, tras doblegar al francés Thierry Ascione, por 6-4, 3-6, 7-5 y 6-1. Era el último escollo antes de medirse con el australiano en la central de Melbourne Park.
«Es un partido que me hacía mucha ilusión jugar desde que vi el sorteo y supe que me podía tocar», señaló Nadal, quien no obstante admitió que jugando como lo hizo ayer contra Ascione sus posibilidades serían mínimas. «Es casi imposible ganar a Hewitt aquí jugando así», explicó, «pero lo más normal es que juegue mejor que hoy -por ayer- porque peor es complicado». Nadal confía en recuperar el juego que desarrolló la semana pasada en Auckland y demostrar que aspira a convertirse en el número uno, si las lesiones se lo permiten. «Ahora estoy contento, porque son puntos de Grand Slam que sumo y posiciones que voy subiendo», dijo.
De momento, Nadal ha igualado ya su mejor actuación en un Grand Slam, la tercera ronda de Wimbledon el pasado año. Sabe que contra Hewitt y en la pista Rod Laver Arena será complicado, contando además con el apoyo del grupo «Fanáticos». «Ya en Roland Garros he jugado contra franceses y sé cómo manejar eso», dijo sin inmutarse. Respecto al partido contra Ascione, reconoció que «he jugado un partido bastante malo, pero lo mejor es que siempre estuve muy bien de cabeza, luchando todo y eso es lo mínimo que se puede hacer cuando una juega mal. Lo positivo del partido es la aptitud y lo negativo, el juego».