DRAC INCA | 78 |
CAI ZARAGOZA | 94 |
DRAC INCA (20+17+18+23): Matías Ibarra (9), Javier Bulfoni (13), Stevie Johnson (7), Nkechi Ezugwu (14), Jesse Young (11), -cinco inicial- Alberto Alzamora (6), Sergio Rodríguez (16) y Antonio Bustamante (2).
26 de 51 en tiros de dos puntos, 4 de 16 en triples y 14 de 21 en tiros libres. 28 rebotes (18 defensivos y 10 ofensivos) y 22 faltas personales.
CAI ZARAGOZA (21+22+26+25): Otis Hill (18), Diego Ciorciari (6), Javi Mesa (10), Francesc Sabaté (15), Matías Lescano (15), -cinco inicial- David Ereña (1), S. Abián (2), Rodrigo San Miguel (2), José A. Ferrer (13) y O. González (12).
29 de 40 en tiros de dos puntos, 6 de 17 en triples y 18 de 22 en tiros libres. 31 rebotes (27 defensivos y 4 ofensivos) y 20 faltas personales.
Àrbitros: Palenzuela (Castilla-León) y Zafra (Valencia). Eliminaron por cinco faltas personales a Jesse Young (Minuto 38).
Fernando Fernández
El CAI Zaragoza pisoteó a un Drac Inca que ofreció resistencia hasta que sufrió un cortocircuito que acabó teniendo consecuencias catastróficas para los mallorquines, que en camino hacia el último cuarto echaron por la borda el trabajo de cerca de treinta minutos en los que aguantaron el fuerte ritmo impuesto por un equipo que está a años luz de los gualdinegros, que se precipitan aún más hacia un abismo al que parecen condenados con el paso de las jornadas. Penúltimos, con el Ourense sólo por debajo a estas alturas e igualado a victorias con el Aracena, Tarragona y los gallegos, la situación del equipo empieza a ser algo más que preocupante, dado que los síntomas de recuperación parecen no llegar y el tiempo juega en contra de los inquenses.
El buen arranque de los de es Raiguer permitió albergar ligeras esperanzas, aunque la incógnita era saber cuando llegaría el momento del CAI. El pulso Ezugwu-Hill bajo los tableros era uno de los principales polos de atracción para el aficionado. Una breve fase permitió soñar al Drac Inca, que obtuvo sus dos únicas ventajas en el luminoso de la mano de Ibarra y Bulfoni (11-9 y 14-11). Un espejismo viendo la dinámica que adquirió el choque en el segundo cuarto.
Perímetro letal
La aparición en la estadística de Ferrer y Sabaté firmó un parcial de 0-5 que metía el miedo en el cuerpo al Inca. La dirección de los mallorquines dejaba mucho que desear. La falta de criterio y definición bajo los tableros era alarmante en algunas fases, aunque el rebote fue el arma que siempre esgrimieron los locales, que sufrieron su primer gran revés (25-35), frenado en seco con un parcial de 8-0 que devolvió a la vida a los baleares (33-35). Pero a Ferrer y Sabaté se les unió González, marcando ya las distancias en una breve franja que el Drac Inca se resistía a abandonar.
La cuarta falta de Otis Hill permitía soñar. Su lugar lo ocupó a la perfección Javi Mesa, que luchó incansablemente y se erigió en la referencia interior de los hombres de Julbe. La profundidad de banquillo del CAI quedó reflejada con la cuarta falta del pívot granadino, que tuvo continuidad en la pista con un González excepcional desde el perímetro y que se convirtió en el artífice del lanzamiento definitivo de los maños, que en los minutos que condujeron del tercer al último cuarto certificaron su abrumadora victoria ante un rival carente de orden y criterio en todas sus acciones.
En pleno colapso del Drac Inca, el CAI Zaragoza se fue creciendo y exhibió con sobrado orgullo los galones que definen al grupo de Julbe como uno de los más serios candidatos al ascenso a la máxima categoría.
Con el paso de los minutos y con los mallorquines en KO técnico, los aragoneses alcanzaron rentas que les daban la victoria pese a que aún restaban bastantes minutos por agotar en el luminoso de un Palau que se resignaba a la evidencia.
Y es que el CAI fue una apisonadora que no se apiadó en ningún momento de un rival endeble en los momentos más decisivos de la contienda.
Así las cosas, los últimos diez minutos resultaron un mero trámite para el futuro organizador de la Copa Príncipe de Asturias, que dieron minutos a los menos habituales y se recrearon ante un Drac Inca al que no le salía nada. Los triples, una de las armas que puede esgrimir con más contudencia el grupo gualdinegro, no quisieron traspasar el aro, firmando una serie final de 4 de 16 que dice poco sobre el acierto de los tiradores. Ni Sergio Rodríguez ni Javier Bulfoni tuvieron su día y eso el equipo lo notó en exceso, aunque hombres como Ezugwu y Young quisieron asumir el mando, siendo el británico el que más solvente se mostró. Sus dobles figuras -14 puntos y 11 rebotes- son el mejor exponente de sus más de treinta minutos en pista y a la vez lo único salvable de un encuentro para olvidar y que puede ser la antesala de un dramático choque frente al Melilla, algo más que un partido que servirá para abrir una segunda vuelta plagada de tensión.