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RCE Mallorca

Castigo excesivo para el Mallorca (1-3)

El cuadro balear desfallece ante la efectividad del Real Madrid

Nadal despeja el balón en presencia de Olaizola y ante el acoso de Raúl. Foto: TOMÁS MONSERRAT

1 MALLORCA: Leo Franco; Cortés, Nadal, Lussenhoff, Olaizola (Toni González, min. 52); Raúl Martín, Nagore (Perera, min. 68), Colsa, Nené (Stankovic, min. 58); Eto'o y «Petete» Correa.
3 REAL MADRID: Casillas; Michel Salgado, Pavón, Raúl Bravo, Roberto Carlos; Figo, Helguera, Borja, Zidane; Raúl (Solari, min. 77) y Ronaldo.
GOLES:
1-0, min. 11: «Petete» Correa.
1-1, min. 46+: Raúl.
1-2, min. 55: Ronaldo.
1-3, min. 68: Figo, de penalti.

ÀRBITRO:
Medina Cantalejo, del colegio andaluz. Amonestó a Helguera, del Real Madrid; a Colsa y Lussenhoff, del Mallorca.

INCIDENCIAS:
23.000 personas, el límite del aforo, en el estadio Son Moix. Antes del partido, la directiva del Mallorca entregó la insignia de oro y brillantes al ex jugador «rojillo» Francisco Soler.

Xisco Cruz
De Ronaldo se ha dicho casi todo. Incluso que está gordo, algo que parece increíble viéndole correr salvando obstáculos como si jugara ante alevines. Es un tipo introvertido, poco amigo de las estridencias, y su perfil es el mismo sobre un terreno de juego. Entra en contacto con la pelota lo justo y sus apariciones por el partido son más bien escasas. Espera siempre que el encuentro esté maduro y entonces lo zarandea. Ayer no dio señales de vida hasta que el Madrid vio peligrar el botín, pero cuando apareció fue definitivo. Primero con una carrera infinita, y luego un cambio de dirección en el área que acabó con la resistencia de Nadal. Entre tanto, el Mallorca había vivido momentos de éxtasis -desde que marcó Correa hasta que los de Queiroz se rearmaron empujados por Figo-, pero la diferencia de pegada les delató. A poco de que Etoo hubiera estrellado un balón en la madera, Ronaldo marcaba el segundo. Una diferencia ostensible (1-3).

El Madrid se refugió de inicio en la banda derecha, en la verticalidad de Figo. Con Borja como propietario del balón y el portugués danzando por su carril, el equipo de Queiroz adquirió pronto el gobierno del partido. En apenas ocho minutos ya había amontonado un espectacular caudal ofensivo, con un zapatazo de Zidane y un remate de cabeza de Raúl que se estrelló en el cuerpo de Leo Franco. Todo, con Figo en el origen. Del Mallorca no había noticias en ataque; acaso la movilidad de Etoo o las carreras de Nené, siempre presente en el juego ofensivo.

Con todo, daba la sensación de que los isleños aguardaban su momento para rajar la cita. Un error, algo que le metiera de lleno en el encuentro. Todo el que juega contra el Madrid está amenazado por el amplio catálogo de recursos que tienen los blancos en ataque, pero también conoce las limitaciones de sus centrales, tan livianos como impropios de un equipo de ese talento. Así, en una de esas Pavón se enredó con el balón en los pies, Etoo lo rescató, trató de superar la marca de los dos zagueros y Correa aprovechó el rechace para vencer a Casillas (minuto 10).

El Mallorca creció con el gol, en parte porque el Madrid acusó el golpe; Colsa se adueñó del círculo central y Raúl Martín ganó peso, mientras el líder perdía a Borja, que se empezó a quedar sin jerarquía. Los rojillos vieron que era el momento de sacudirle al Madrid, y se lanzaron a por el triunfo amparados en la velocidad de Etoo, que acercó a Raúl Martín al gol tras un buen arranque desde la derecha.

Los madrileños se movían por impulsos, casi siempre los de Zidane. El francés lo intentó en un golpe franco que escupió Leo (minuto 22), poco antes de que Helguera se volviera a encontrar con los guantes del argentino tras un zurdazo desde la frontal (minuto 26). A pesar de lo machacón de su ataque, el grupo de Queiroz carecía de pegada, curiosamente su mejor virtud. El Mallorca se sentía cómodo actuando al contragolpe, suerte en la que Etoo se maneja como nadie, y por eso le concedió nuevamente el cuero al Madrid, cortocircuitado por el centro. Sin embargo, Figo hacía muchos minutos que había encontrado vía libre por la derecha, y en otra de sus zancadas llegó el empate; el luso la metió al primer palo y Raúl dibujó el escorzo (minuto 45).

La diana de Raúl dejó el encuentro lleno de minas, porque un gol en una u otra dirección lo podía fracturar definitivamente. Etoo mandó fuera en posición óptima a poco de empezar el segundo tiempo, y luego estrelló en la madera una entrega desde la derecha de Raúl Martín (minuto 54). Casi sin tiempo para digerir la ocasión, Ronaldo agarró el balón y lo llevó hasta al área, donde lanzó por el suelo a Lussenhoff y batió a Leo Franco de tiro cruzado. El delantero brasileño, uno de esos jugadores que no entiende de momentos ni de circunstancias, le metió una puñalada al Mallorca en el mismo minuto en el que había gozado de una oportunidad inmejorable para reventar el partido. Eso fue casi definitivo, porque esa demostración de fuerza dejó malherido al equipo de Luis, que se sintió débil. Helguera asumió entonces el mando de las operaciones, bien flanqueado siempre por Zidane y Figo, un cuchillo por la derecha. Sólo un arreón de Nené por la izquierda le permitió al Mallorca aproximarse al empate, pero su disparo lo repelió Casillas. El rechace, que cayó en manos de Raúl Martín, lo abortó Bravo casi desde la línea de meta.

Ronaldo advirtió que la defensa balear se estaba agrietando, y se lanzó a por el tercero. Raúl le sirvió un buen balón en profundidad, el sudamericano le ganó la espalda a Lussenhoff, y su carrera la frenó Nadal en el interior del área. Figo ejecutó el penalti y el Madrid respiró definitivamente (minuto 68).

Fueron los peores momentos del Mallorca, que se entregó. Correa bajó los brazos, Nagore se desactivó y la defensa estaba agotada. Ni la batería de cambios logró alterar la dinámica, y los blancos se dieron un festín con el balón. Volvió a emerger Borja, que había pasado desapercibido hasta entonces, y el Madrid montó un rondo en la zona ancha hasta que el encuentro se consumió.

El Mallorca ha acumulado tres derrotas en una semana y ha encajado ocho goles en tres partidos, dos de Liga y uno de Copa. El equipo de Aragonés ha cerrado el año de la peor manera posible, perdiendo el pasado domingo en su visita al terreno de juego del Málaga y luego cayendo eliminado de la Copa del Rey a manos del Levante en el Ciudad de Valencia. Ayer le dio carpetazo al campeonato con otra derrota, esta vez ante el Madrid. Además, los rojillos han encajado una media superior a los dos goles por encuentro, algo que ha minado sus opciones de ganar.

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