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RCD Mallorca

Cita en la zona noble

El Mallorca quiere confirmar su nuevo rumbo ante un Villarreal invicto en su estadio

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Dos estilos cortados por el mismo patrón, dos equipos enrachados y tres puntos de oro para poner rumbo definitivo hacia la cumbre. El Mallorca busca la consolidación a su racha en el peor estadio posible. Nadie ha ganado esta temporada en El Madrigal, donde el Real Madrid tragó saliva para empatar y el Barcelona dobló la rodilla hace un par de semanas. Al margen de su trayectoria casera, el Villarreal respira optimismo tras ganar el domingo en el estadio de Riazor, encadenar su segunda victoria consecutiva y situarse en zona UEFA. Los ingredientes que rodean al encuentro, con dos amantes de la pizarra sentados en el banquillo y jugadores imaginativos sobre el césped, le convierten en un plato apetecible para paladares exigentes (20.00 horas, El Madrigal. PPV). El Mallorca acude al envite con el viento a su favor, el depósito de confianza a rebosar y la vista alzada. El grupo de Luis quiere confirmar su nuevo rumbo, una tendencia al alza que le ha permitido sumar doce de los últimos 15 puntos posibles y encadenar tres triunfos consecutivos, dos de ellos a domicilio. La buena suerte, además, le ha acompañado en las últimas citas: en Anoeta resistió al asedio, Copenhague y Betis le perdonaron la vida.

El grupo de Luis Aragonés afronta el choque con secuelas de las últimas refriegas. La sanción de Fernando Niño y la lesión de Miquel Angel Nadal obligarán al técnico madrileño a mover piezas en el centro de la zaga. La primera opción pasa por alinear a Lussenhoff y Olaizola, con Cortés y Poli en las bandas. Aragonés no descartó ayer intercambiar las posiciones de Poli y Olaizola. La otra duda apunta al pasillo de seguridad. Txomin Nagore recibió un fuerte golpe en la cadera derecha y es duda hasta horas antes del choque. Si el navarro no se recupera, Marcos Martín, que regresa tras cumplir su sanción, formaría el doble pivote junto a Gonzalo Colsa.

El Villarreal se ha convertido en un nuevo rico. El talonario de la familia Roig ha transformado un modesto equipo de barrio -su población es de 40.000 habitantes- en un candidato perenne a la UEFA, competición que este año ha alcanzado por primera vez vía Intertoto. Este verano fue uno de los animadores del mercado y contrató de una tacada a Roger García, José Mari, Coloccini, Andersson y Riquelme, que rechazó la oferta del Mallorca. La profundidad del banquillo es tal que Benito Floro se puede permitir hoy el lujo de sentar en la suplencia a Coloccini, Víctor, Guayre o epistolero Sonny Andersson. Cualquiera de ellos sería titular indiscutible en la isla. Esa es la diferencia. El mallorquín Xisco Nadal, hijo del ex jugador del Mallorca en la década de los 80 Cuqui Nadal, esperará su oportunidad en el banquillo.

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