1 MALLORCA: Leo Franco; Cortés, Nadal, Niño, Toni González; Perera, Colsa, Nagore (Marcos, min. 71), Nené; Eto'o y Bruggink (Correa, min. 78).
1 OSASUNA: Sanzol; Izquierdo, Mateo, Josetxo, Antonio López; Valdo (Palacios, min. 87), Puñal, Pablo García, Moha; Iván Rosado (Muñoz, 78) y Bakayoko (Webo, min. 68).
GOLES:
1-0, min. 83: Nadal.
1-1, min. 84: Webo.
ÀRBITRO:
Carmona Méndez (Comité Extremeño). Mostró tarjeta amarilla a Niño y Nagore, del Mallorca; a López, Puñal, Josexto y al técnico del Osasuna, Javier Aguirre. INCIDENCIAS:
Unos 14.000 espectadores en el estadio Son Moix.
Xisco Cruz
Llompart tampoco ha logrado en su tránsito por el banquillo cambiar el estigma de este equipo, que empieza a acostumbrarse a vivir en números rojos. Zarandeado cada vez que se aleja de la Isla, el Mallorca había encontrado hasta ahora refugio en su estadio, pero en las dos últimas citas no ha conseguido abrirse camino hasta el triunfo. Ayer, cuando Nadal arregló en ataque todo lo que había estropeado en defensa, Atlético Osasuna sacó tajada de la debilidad emocional que habita en la plantilla, que vio la victoria tan cerca que apenas pensó en defender la jugada siguiente. En apenas 17 segundos los navarros trasladaron el balón al otro lado y le atizaron otro golpe a la salud del conjunto isleño, más bien débil a estas alturas de temporada. El resto sobró, porque lo mejor estuvo a la hora de los postres (1-1).
Y eso que el Mallorca adquirió pronto el gobierno del partido. En apenas seis minutos ya había mirado a la cara de Sanzol en tres ocasiones, siempre con llegadas desde las orillas. Jesús Perera y Nené, en su intento por salir del anonimato, se cosieron el balón a la bota y movieron al equipo, que tenía buen aspecto hasta que Osasuna logró frenar todos esos arreones iniciales. Samuel Etoo se movía de izquierda a derecha en busca de la pelota decisiva, pero nunca encontraba ese metro que le permitiera encontrar algo interesante, algo que echarse a la boca. A medida que los navarros se conectaban al encuentro, el Mallorca se iba haciendo pequeño. Los de Javier Aguirre luchaban por la posesión del esférico palmo a palmo, y en el cuerpo a cuerpo siempre fueron superiores. Tanto se crecieron los navarros, que Valdo y Bakayoko se acercaron al gol poco ante del descanso. Por aquel entonces, la animosidad de los isleños ya era una situación pretérita.
Osasuna se marchó del primer acto con la sensación de que su fútbol había crecido, de que el equipo de Llompart languidecía y de que era su hora. Así, en la segunda mitad los de Pamplona se lanzaron a tumba abierta a por el triunfo, y en apenas veinte minutos tuvieron tiempo de generar hasta cuatro ocasiones -desde un remate blando de Bakayoko hasta un tiro sesgado de Pablo García-. Con los visitantes llamando a la puerta, el Mallorca echó mano de Etoo; y el camerunés reactivó el partido con un centro que rebotó en Mateo y se encontró con el poste. La grada reaccionó, como intuyendo que lo bueno estaba por llegar. A partir de ese instante, todo fue eléctrico. A Niño lo agarraron en el área cuando intentaba rematar un golpe franco (minuto 75); Nadal marcó de cabeza en un saque de esquina ejecutado por Nené (minuto 83); luego, apenas 17 segundos después, Osasuna empató con un tiro cruzado de Webo, que acababa de aparecer por el encuentro. La sensación era de que el encuentro había durado un minuto, y de que el resto fue un simple prólogo.
El final resultó caótico, tal que el inicio, pero entre tanta velocidad el Mallorca se volvió a dejar dos puntos. En parte por su falta de concentración tras el 1-0, pero el gol de Nadal no había hecho otra cosa que disimular las carencias de un grupo que hasta entonces se había limitado a entregarse. ¿Y Ligüera? Ni siquiera calentó.
Jesús Perera en el flanco derecho en sustitución de Alejandro Campano, Nené actuando en el centro del campo por delante de Toni González -que jugaba como lateral-, Nagore acompañando a Colsa en el círculo central y Miquel Àngel Nadal formando pareja con Fernando Niño. Son los cambios que introdujo Tomeu Llompart en el equipo bermellón en su intento por cambiar la dirección del equipo, pero los resultados tampoco resultaron muy brillantes. Apenas hubo algo que echarse a la boca y el Mallorca ofreció los mismos síntomas que con Jaime Pacheco.