Brigit Yagüe pertenece a ese grupo de deportistas que no hablan, que no reclaman ayudas para tratar de alcanzar un objetivo. Su vida es la competición, y no le ha preocupado tener que comenzar dos veces su camino. En las dos ocasiones su trayecto ha desembocado en la consecución de una medalla de oro en el Mundial. Ayer, la última mallorquina que se ha proclamado campeona del mundo, regresaba a la Isla para disfrutar de su triunfo junto a su familia y desconectar unos días antes de iniciar la preparación para tratar de hacerse con una plaza olímpica para Atenas 2004. Brigit Yagüe no tardó mucho en saltar a la primera escena del deporte balear. Se proclamó campeona del mundo júnior de taekwondo en 1998 y su futuro se presumía plagado de éxitos. Pero la deportista mallorquina sentía que su trayectoria se estaba quedando estancada y en 2000 hizo las maletas y partió a Barcelona. En Catalunya se vió obligada a comenzar de cero. En su primera temporada se ejercitó en un gimnasio de Sabadell y en 2001 ingresó en el Centro de Alto Rendimiento de Sant Cugat.
Su habitat natural es el podio y no tardó demasiado en volver a subirse a lo más alto del cajón. Campeona de España, campeona de Europa y subcampeona del Mundo en un peso superior al suyo. Pero a Brigit Yagüe los títulos no le despistaban; quería más. «No me había ido mal en las competiciones en las que había salido, pero en la última, la Copa del Mundo no saqué nada». Antes del Campeonato del Mundo de Alemania, Brigit Yagüe tuvo que superar un calvario. «Este año empecé con mala pata. Me operaron del tobillo y me costó mucho recuperar la forma. Cuando volvía a tener ritmo me lesioné la tibia y estuve tres o cuatro meses sin salir a competir. Dos o tres meses antes del Mundial pude competir y me salió bien, así que fui al Mundial».
El pasado jueves Brigit Yagüe ya presentía algo. Cuando llamó a casa le dijo a su madre que al día siguiente hablaría con una campeona del mundo. Pasaron las eliminatorias y en la final debía medirse a la china Ying Wang. La taekwondista mallorquina había llegado muy lejos como para fallar. Además tenía que saldar otra deuda. El representante chino había eliminado el día anterior a su novio Juan Antonio Ramos y tenía ganas de revancha. Poco le importó que su rival le superara en 20 centímetros. La doblegó por un contundente 5-2 y se alzó con el oro. A su llegada a Son Sant Joan explicaba que «es un sueño hecho realidad. Esta medalla me ha venido muy bien». Paradojas del deporte, su victoria en el Mundial no le abre las puertas de los Juegos Olímpicos. En Atenas sólo habrá cuatro de los ocho pesos del Mundial y España sólo podrá presentar deportistas en dos de los cuatro pesos para el preolímpico. Brigit Yagüe espera que «la Comisión Técnica elija mi peso (minimosca). Sé que España tiene un buen equipo, que cualquiera hubiera podido conseguir una medalla, pero me tocó a mí. El oro me sabe bien pero quiero estar en el preolímpico». Brigit Yagüe tiene ahora cinco días para relajarse y ha aprovechado para regresar a casa. «Añoro un poco a mi familia y después de una competición importante me gusta venir a casa, ver a la familia. Y si puedo disfrutar la medalla con ellos, mejor». Brigit Yagüe tiene el perfil de Rafael Nadal, Elena Gómez o Blanca Gil. No hará ruido, pero siempre estará en el podio.