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RCD Mallorca

Máxima tensión en la víspera de la Supercopa

La plantilla asiste a una acalorada discusión entre Miquel Àngel Nadal y Javier Olaizola

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La plantilla del Real Mallorca -técnicos y jugadores- asistieron ayer a una acalorada discusión entre el capitán del equipo, Javier Olaizola y Miquel Àngel Nadal. Jaime Pacheco reunió a sus futbolistas sobre el césped de Son Bibiloni y en un momento dado los dos jugadores ofrecieron su punto de vista sobre varios temas, entre ellos, se tocó lo sucedido en la final de la Copa del Rey y que supuso una importante fricción entre los dos futbolistas.

Lejos de que el tiempo cicatrizase la herida abierta, la división se ha acentuado si cabe todavía más y ayer quedó en evidencia que el ambiente interno no es el más ideal para afrontar el primer partido oficial de la temporada. El vestuario no quiere que salgan a la luz fricciones internas e intenta mantener un silencio en torno a los temas puntuales que han ocasionado divisiones en el interior de la caseta. Es una evidencia que más allá del día a día no hay un ambiente de unión total en el vestuario del club balear. Jaime Pacheco ha tenido ya tiempo de empaparse de cómo están los ánimos en la caseta y su intención es que el equipo arrincone todo tipo de fricciones, celos, malos entendidos y divisiones internas, pero evidentemente le está costando más trabajo de lo que se pensaba. El primer paso que hizo para intentar que las aguas volvieran a su cauce fue cuando permitió que el vestuario eligiera a su capitán. Olaizola salió elegido por amplia mayoría y es el hombre que porta los galones en el vestuario. No obstante, no todo ha quedado en el olvido, aunque de puertas para fuera se intenta dar una imagen de unión y de solidez. Sin embargo, esta unión no es tal y Pacheco deberá vivir con esto durante toda la temporada ya que no es previsible que nada vuelva a ser como antes.

El entrenador, más allá de que quiera un grupo cohesionado, lo que verdaderamente desea es que el ambiente enrarecido no altere el trabajo diario y, sobre todo, que esto no se vea reflejado sobre el terreno de juego. Los jugadores, al margen de antipatías, tienen claro que su comportamiento debe ser profesional al cien por cien y nadie quiere trasladar al césped otro tipo de asuntos internos que deben quedarse en el vestuario.

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