Jueves, 21 de Agosto. El Real Mallorca cierra su ampiación de capital y se inicia la era Cursach. Una breve conversación telefónica entre el presidente Alemany y Francisco Matosas, su homólogo en el Grupo Z, es suficiente para liquidar una operación estratégicamente histórica con 24 horas de retraso. La familia Asensio, que el miércoles se había mostrado reticente a que Bartomeu Cursach se hiciera con un paquete de acciones equiparable al suyo (20 por ciento), transige y se sella el acuerdo. Con Cursach, referencia ineludible del nuevo consejo de administración de la SAD balear, desembarcan también dos hombres de su círculo más íntimo -Mateo Palmer y Joan Bartomeu Seguí- y queda reforzada la figura de Mateo Alemany.
La mallorquinización del Mallorca, un viejo objetivo que cobró fuerza tras la desaparición de Antonio Asensio Pizarro y la política de autofinanciación marcada en los despachos de Madrid, es quizás la vertiente más romántica de la ampliación de capital que ha cubierto el club 72 días después de su puesta en marcha y que deja el 80 por ciento del accionariado en manos locales. Al margen del «grupo Cursach», el sector hotelero de la Comunitat también ha decidido involucrarse en el proyecto mediante aportaciones a la Fundació Reial Mallorca -su ayuda reportará al club un ingreso de 6 millones de euros-, al igual que una amplia representación del tejido empresarial de la Isla. La inversión de los nuevos accionistas alcanza los 11 millones de euros, a los que cabe sumar la inyección de los hoteleros.
A excepción del promotor inmobiliario Miquel Miralles, el resto de los nuevos inversores se integrarán en el consejo de administración de la entidad. Sonia Cursach, una de las hijas del que se ha convertido en máximo accionista, ocupará la vicepresidencia del organo que presidirá Mateo Alemany. Ramón Rosselló, subdirector general de Bancaja y persona clave en toda la operación, ocupará la vicesecretaría, mientras que el abogado Joan Buades será el secretario.