Carlos de Torres|PARIS
Lance Armstrong, la nueva incorporación a la leyenda de grandes
campeones del Tour, paseó en los Campos Elíseos de París, la
avenida de los triunfos, su quinto título consecutivo en medio del
reconocimiento general del público y de un pelotón que se rindió a
la superioridad del estadounidense. La vigésima y última etapa del
Tour, en la que se impuso el francés Jean Patrick Nazon, del equipo
Jean Delatour, sirvió para rendir homenaje al vencedor en un paseo
triunfal que solo se alteró cuando aparecieron los intereses en los
aledaños de la capital parisina, donde se ventila una victoria de
prestigio. Armstrong ya está al lado de grandes mitos como
Anquetil, Eddy Merckx, Hinault e Indurain e iguala los cinco Tours
consecutivos del español. Desfiló como representante de una era de
dominio que aún puede engrandecer el año próximo si con 32 años es
capaz de cumplir su promesa de presentarse «en mejor estado de
forma».
El texano firmó su victoria más ajustada de todas con una ventaja de 1.16 sobre el alemán Jan Ullrich y de 4.29 respecto al kazako Alexandre Vinokurov. «Ha sido sin duda el Tour más difícil, con más problemas», aseguró el pentacampeón. La llegada de la última etapa emitió destellos polémicos porque los australianos Baden Cooke (La Francaise) y Robbie McEwen (Lotto) utilizaron los codos en una estrecha pugna sobre la misma línea que finalizó en foto-finish y segunda plaza con maillot verde para Cooke. Mientras ambos se marcaban se coló Nazon por la derecha para apuntarse la prestigiosa etapa de la capital con un tiempo de 3h.38.49.
Cooke, ganador de la segunda etapa en Sedan, sucedió en la regularidad a McEwen al imponerse por dos puntos. Es a sus 24 años el representante con más futuro de la escuela australiana. En el esprint del kilómetro 66 se impuso Cooke por delante de su compatriota McEwen y empataba a puntos. Un acelerón y a esperar hasta el km 95, donde de nuevo había puntos en juego. El alemán Zabel, seis veces el más regular, pasó tercero y se metía en la pugna. McEwen volvió a ponerse al frente de la lucha verde al imponerse en el segundo paso intermedio. Todo quedó para el esprint de los Campos Elíseos, donde Nazon, quien lució el maillot amarillo al final de la tercera etapa, acabó llorando de emoción. En una jornada tranquila, Armstrong brindó en cola de pelotón con champán junto a su director, Johan Bruyneel.