Jaime Moreda
«¡Tenemos una copa, oooó!» y «Campeones, campeones, oé,oé,oé»
fueron los gritos, casi alaridos, que más se escucharon ayer en el
Palau d'Esports de Son Moix, que ayer noche abrió sus puertas
gracias a la iniciativa del Grup Serra, que organizó una fiesta en
la que participaron miles de personas.
Desde las siete de la tarde, una «marea roja» se desplazó hasta el lugar para vivir con intensidad la noche más importante del mallorquinismo.
Se habían instalado dos pantallas, una en el interior, de 12 metros de largo por ocho de largo, y otra en el exterior, de 6 por 4.
La mayoría de los aficionados optó por seguir el partido desde el interior donde, a pesar del calor, registró un lleno hasta la bandera tanto en las gradas como en el parqué, que fue cubierto por un plástico para protegerlo. Tal fue la afluencia de gentes de todas las edades, aunque sobre todo jóvenes, así que hasta las barandillas de la parte alta y los pasillos estaban ocupadas por seguidores mallorquinistas.
La primera gran explosión de júbilo se produjo cuando TVE conectó con el estadio Martínez Valero y ofreció una panorámica de la hinchada rojilla. A partir de ahí, cánticos, tensión, nervios y una alegría desaforada al convertir Pandiani el penalti señalado sobre Etoo.