David Quiñonero se ha situado entre los diez mejores boxeadores del peso crucero. El púgil mallorquín se impuso por KO en el sexto asalto al ruso Mikhail Balovnev y se colgó el cinturón que le acredita además como el poseedor del título transcontinental. Durante la velada en el Pueblo Español María Jesús Rosa regresó a los cuadriláteros y Francisco «Canijo» Gual cayó derrotado por KO ante el ecuatoriano Roberto Salas.
David Quiñonero afrontaba la pelea en el mejor momento de su carrera. Su progresión como profesional es una continua línea ascendente que todavía no ha tocado techo. Frente a Balovnev afrontaba un combate muy importante, por el título y por el salto que suponía.
Quiñonero salió al cuadrilátero concentrado y tanteó a su oponente durante los dos primeros asaltos. El respeto reinaba en los dos púgiles y ambos conseguían sus primeros puntos. El mallorquín trató de imponer su mayor fuerza en el tercer asalto pero Mikhail Balovnev, integrante de la escuela rusa, sabía defenderse y atacaba con contundencia.
El cuarto asalto dio inicio equilibrado, pero la balanza terminó pesando más del lado de Quiñonero. El boxeador isleño logró acorralar a su oponente contra las cuerdas y lanzó en varias ocasiones su potente brazo derecho contra el rostro de Balovnev. Parecía que el combate se acababa en ese momento, pero la campana salvó al ruso.
Durante el quinto asalto continuó el vendaval de Quiñonero. El juego de piernas del mallorquín desconcertaba a Balovnev y sus poderosos puños castigaban sin descanso la cara y el cuerpo del ruso.
La superioridad de Quiñonero era evidente y la resistencia de Balovnev se terminó en el sexto asalto. Tras haber tenido en varias ocasiones al ruso a punto de tirarlo a la lona, el balear volvía a acorralar al ruso contra las cuerdas. Una nueva sucesión de golpes contra el rostro de su oponente provocó que Balovnev cayera al suelo y el árbitro decretara el KO.
Con esta victoria David Quiñonero se sitúa entre los diez mejores y ya comienza a pensar en pelear por el Campeonato de Europa. El reto es complejo, pero está al alcance del mallorquín.