Miguel Luengo|PARÍS
Juan Carlos Ferrero y Albert Costa impusieron su mayor fortaleza,
vencieron al chileno Fernando González y a Tommy Robredo,
respectivamente, y un año después de luchar por el título se
enfrentarán ahora en las semifinales de Roland Garros. Ferrero se
vengó de su derrota en la final júnior de 1998 y doblegó a
González, de forma agónica y a la sexta bola de partido, por 6-1,
3-6, 6-1, 5-7 y 6-4, mientras que Costa se impuso a Robredo por
2-6, 3-6, 6-4, 7-5 y 6-2, para alcanzar por segundo año consecutivo
las semifinales de Roland Garros. Los dos vencieron en el mismo
tiempo, tres horas y 29 minutos, y con el mismo y extenuante
trabajo.
Ferrero y González acabaron abrazados al lado de la red después de un partido frenético, largo, extremadamente agotador, que al español le costó cerrar con demasiados problemas, y eso que el chileno había ayudado en exceso durante todo el duelo. El chileno cedió durante todo el encuentro 31 puntos de ruptura, un pecado si se quiere acceder a las semifinales de Roland Garros. Pero «Juanqui» sólo aprovechó ocho, y ahí también estuvo la clave de un partido tan largo como anodino, en el que solo fue trepidante el final, marcado por la bravura del de Santiago y su obstinación por no ceder, ni arrojar la toalla.
Lo mejor de Ferrero fue que tampoco se desmoronó cuando parecía que su duelo era contra un frontón. Sabía que de caer todo el mundo le criticaría y su fama de perdedor aumentaría. Y en ese empeño por ganar puso toda su fuerza. Y salió airoso. Albert Costa, noveno favorito y defensor del título, parece tener un trato hecho con el diablo. Cuanto más largo es el encuentro, cuanto más difícil se le pone, más capaz es de salir con victoria. Hoy, se convirtió en el primer jugador que gana tres partidos a cinco mangas en París, perdiendo siempre las dos primeras mangas. Solo el francés Nicolas Escude había sido capaz de hacer algo similar en otro torneo del Grand Slam, en Australia en 1998.