Amador Pons|PARÍS
Guillermo Vilas será el peor enemigo de Carlos Moyà. El tenista
mallorquín se mide hoy en la tercera ronda de Roland Garros 2003
con Juan Ignacio Chela, jugador argentino que rompió en Hamburgo
las relaciones con su entrenador y que recibe los consejos por vía
telefónica del mítico jugador argentino.
Juan Ignacio Chela (Buenos Aires, 1979) es un tipo muy callado. Simpatizante de Boca Juniors, reside en la Ciudad Evita, muy cerca del aeropuerto de Ezeiza, uno de los más importantes de Argentina. Es profesional desde 1997 y su trayectoria siempre fue ascendente hasta que en 2001 dio positivo en un control antidoping y fue suspendido seis meses y le descontaron todos los puntos conseguidos el último año.
El jugador argentino no tardó en recuperar su sitio. Se puso a ganar Challengers y pronto volvió a incorporarse al circuito profesional. En su currículo sólo figuran dos títulos (méxico City en 2002 y Amersfoort en 2002), pero es un jugador extremadamente peligroso.
Tal vez porque sus compatriotas Nalbandián, Gaudio, Calleri y Coria alcanzaron las semifinales en Argentina y porque no formó parte del equipo argentino que ganó en los cuartos de final de la Copa Davis, Juan Ignacio Chela decidió romper la relación con su entrenador y buscar nuevas vías.
Por el momento no ha decidido quién será su próximo preparador pero ha llegado a un acuerdo con Guillermo Vilas para que le aconseje vía telefónica. Chela asegura que «hay cosas que son distintas simplemente porque las dice Vilas» y ha alcanzado la tercera ronda tras eliminar a al francés Cyril Saulnier y al italiano Giorgio Galimberti.
Consejos
Frente a Galimberti recibió los consejos desde la grada del capitán
argentino de Copa Davis, Gustavo Luza, probablemente el mismo que
tratará de ayudarle hoy ante a Moyà.
Carlos Moyà y Juan Ignacio Chela no se han enfrentado nunca pero se conocen perfectamente. Las Armadas española y argentina mantienen unas excelentes relaciones y sus componentes acostumbran a entrenar juntos en todos los torneos. Precisamente por haber entrenado en varias ocasiones con Chela, Moyà piensa tener el antídoto para doblegarle. El mallorquín piensa que su adversario ha mejorado mucho en los últimos años y asegura que tendrá que moverlo mucho, especialmente traerlo a la red, para poder doblegarlo.
De todos modos el que debe preocuparse es Chela. Carlos Moyà aumenta su nivel cada día que pasa en París y a medida que avanza el torneo se convierte en un rival más peligroso. Su servicio y su derecha funcionan a la perfección y se está encontrando cómodo con el revés. Moyà vuelve a ser el rival a batir. Antes de que diera inicio la competición francesa, el jugador balear ya advertía que los encuentors más difíciles son los de las primeras rondas. A Carlos Moyà, históricamente, le cuesta meterse en los torneos, pero se encuentra en su hábitat cuando se juegan las rondas finales. Como ya predijo, sufría en la ronda inicial para superar a Phillippo Volandri, pero se encontró mucho más cómodo ante un adversario de entidad como Mark Philippoussis. En el partido frente al australiano se producían estadísticas sorprendentes. El «aussie» consiguió seis aces, mientras que el mallorquín alcanzó los quince.
El servicio será un arma importante en el encuentro ante Chela. Como todos los argentinos, Juan Ignacio tiene buenos golpes desde el fondo de la pista. Y no da ninguna pelota por perdida, por lo que conseguir puntos gratis permitirá a Moyà poder tomar aliento en determinadas fases del encuentro y no agotarse en exceso para sumar los puntos con su saque.
La cantidad de derechas que pegue el balear será también un buen termómetro para saber como será de complicada la batalla. El mallorquín cada día se muestra más agresivo y suma un número importante de sus puntos en el drive, pero prefiere no tenter que recurrir al revés. Con este golpe se sigue mostrando inestable en según que fases del encuentro, aunque sabe que cuando lo golpea sin miedo y lo hace de forma agresiva también acaba convirtiéndose en un argumento ofensivo.