Francisco Àvila|BARCELONA
El Barcelona tendrá ante el CSKA de Moscú, una nueva oportunidad
para luchar por el preciado galardón europeo, lo hará en el Sant
Jordi y ante un buen número de fieles seguidores, quienes esperan
una victoria que les permita soñar con la Euroliga. El equipo de
Svetislav Pesic está muy mentalizado ante el envite. Sabe que el
conjunto moscovita está formado por grandes jugadores y que no se
puede permitir alegrías si no quiere verse fuera de la final del
domingo. Pesic ha aleccionado a los suyos. El técnico, un amante
del trabajo constante, cuida todos los detalles y espera que en la
hora decisiva nadie falle. Ha comprobado como su estrella, Dejan
Bodiroga, está a magnífico nivel, también el base lituano, Saras
Jasikevicius, un jugador llamado a desequilibrar cualquier
encuentro. Sin embargo, las buenas noticias en el Barcelona tienen
nombre y apellidos, porque Juan Carlos Navarro, después de unos
meses con un juego poco convincente, vuelve a estar a su mejor
nivel y cuando eso ocurre, el Barcelona está en una inmejorable
disposición para ganar a cualquiera.
La ansiedad por la obligatoriedad que se ha autoimpuesto el Barcelona y en Barcelona por la victoria puede ser el peor enemigo. Después de las múltiples experiencias negativas en la máxima competición continental, los azulgranas saben que los principales enemigos pueden ser ellos mismos. Bodiroga ha sido el santo y seña de un equipo construido casi en exclusiva para conquistar la Euroliga. El yugoslavo fue fichado a principios de temporada, junto con Gregor Fucka y Patrick Femerling y se ha mostrado como el jugador que puede marcar todas las diferencias. De hecho, así ha ocurrido a lo largo de la temporada. Promedia diecinueve puntos por partido y en valoración global también está entre los mejores. Los momentos de tensión los juega con gran acierto, tal y como demostró en la pasada final de la Euroliga cuando lideró el triunfo del Panathinaikos en la cancha del Kinder de Bolonia, y es la gran esperanza del barcelonismo en este tipo de partidos.
En el otro bando, Pesic y Bodiroga tendrán a un viejo conocido, el técnico serbio Dusan Ivkovic, un entrenador de los de la escuela yugoslava de siempre que seguro que preparará algo especial para frenar a la estrella barcelonista. Después de haber pasado por el Partizán, el Radnicki, el Sibenka, Vojvodina yugoslavos, la selección serbia (1988-1996), y equipos griegos del nivel del Aris, PAOK, Panionios, Olympiacos y AEK Atenas, Ivkovic dice tener claro cómo ganar al Barcelona.