La vida deportiva de Alfonso Alzamora Ametller (Palma de Mallorca, 1979) está llamada a dar un giro de 360 grados sobre la cancha del Palau Sant Jordi. La Final Four de la Euroliga le ofrece la oportunidad de ganar el título más preciado del baloncesto continental. Con 23 años, la Korac y la Copa del Rey son los únicos trofeos que ha podido alzar con la elástica del Barcelona, el club que le dio la alternativa en ACB hace más de cinco años. Con Svetislav Pesic, su concurso en la Euroliga ha sido testimonial, pero sus números en la competición doméstica han ido evolucionando a la par que su baloncesto.
La tensión que reina en el ambiente, la presión a la que se ve sometido el Barça y las obligaciones históricas a las que se expone no son motivo de preocupación para Alzamora. «No estoy nervioso, pese a que el entorno vive con pasión esta Final Four. La presión viene por parte de la prensa y de la afición. Nosotros llegamos mentalizados para ganar. Dependemos de nosotros mismos y esta vez no fallaremos», comentó el pívot en las horas previas a la esperada semifinal ante el temido CSKA de Moscú.
Precisamente, el equipo ruso es la única preocupación de Alzamora y sus compañeros. «Sólo pensamos en el CSKA. Han cambiado de filosofía de forma radical. Ahora es un club abierto, con americanos de calidad y para estar en la final y seguir soñando con el título primero deberemos pasar por encima suyo», añadió. El hecho de que el conjunto de Pesic ocupe un lugar preeminente en todos los pronósticos es algo que no pasa inadvertido para ecinco mallorquín, que evita todo favoritismo, más cuando en dos partidos hay algo más que un título en juego.