Javier Olaizola está dejando día a día atrás el mal trago que vivió el uno de diciembre del pasado año cuando cayó lesionado en Riazor y sufrió una rotura de ligamento cruzado anterior en una de sus rodillas. Cinco meses y cinco días después de producirse esta desgraciada acción, el jugador está empezando a ver la luz al final del túnel y más después de conocer que las últimas pruebas a las que ha sido sometido en Barcelona han dado unos resultados extraordinarios.
«Estoy muy feliz, todo va muy bien y mi primer objetivo es, a principios del mes de junio, poder entrenar con el resto de mis compañeros», manifestó Olaizola. Por cuestión de fechas, será muy justo que el defensa vuelva a disponer de minutos de aquí a final de temporada. Cabe recordar que el tiempo estimado de recuperación de lesiones como las que él sufrió no bajan de los seis meses, pero en el caso de Javier las previsiones muy posiblemente queden pulverizadas.
«Sinceramente no me obsesiona el volver a jugar a cualquier precio y no voy ni a precipitarme ni a arriesgar, eso está claro. Sin embargo -prosiguió- como he dicho no me obsesiono, pero espero volver a jugar esta temporada, aunque sólo sean unos minutos ya que esto tendrá un significado enorme para mí», explicó el defensa vasco. La evolución es muy buena, mucho mejor de lo que se preveía y por este motivo hay esperanzas de que el primer capitán del equipo balear pueda, como mínimo, volver a entrar en una convocatoria oficial. El defensa empezó otra vez a entrenar el once de marzo y ahora, con el paso de las semanas, está tomando el tono físico a fin de empezar a entrenar con normalidad a principios del próximo mes, o incluso a finales de este.