Miguel Vidal
Un capitán de la Guardia Civil, Juan José García Campos, es el
secretario del Comité Organizador del partido homenaje que se le
prepara en Melilla, ciudad natal del jugador, José García Castro
«Pepillo», uno de los mejores futbolistas que han vestido la
camisola del Mallorca y que ahora, enfermo de Alzheimer, vive en
Málaga con la única compañía de su esposa. Dicho homenaje tendrá
lugar el 5 de junio, a las 21:15, en el estadio Àlvarez Claro de
Melilla y será retransmitido en directo por la segunda cadena de
Televisión Española. El SOS de Pepillo, lanzado por sus amigos más
incondicionales, los que aún le recuerdan, ha tenido inmediato eco
en aquellos clubes (Sevilla, Real Madrid, River Plate de Buenos
Aires, Mallorca y Málaga) que disfrutaron de su fútbol en Primera
División. La aportación del Mallorca será de lujo, teniendo
previsto que sean Miquel Àngel Nadal, los dos Soler, Paco y Miquel,
Ibagaza y Etoo los jugadores bermellones que refuercen la gran
selección que se enfrentará al Melilla. Esta solidaridad
mallorquinista ha valido para que el Cabildo de la ciudad haya
aprobado conceder la Medalla de Oro de la Ciudad de Melilla a los
presidentes de los clubes donde jugó Pepillo. Mateu Alemany, por lo
tanto, recibirá la máxima distinción de los melillenses.
Pero vayamos con su historia. José García Castro, hijo de un empleado de farmacia, nació en Melilla el 10 de junio de 1933. Jugando en el Atlético Tesorillo de esta ciudad le empezaron a conocer como «Pepillo» y a partir de entonces siempre figuró así en las alineaciones. En este caso Pepillo no sólo era un diminutivo cariñoso, sino que era sinónimo de arte para los amantes del buen fútbol. A los dieciocho años fichó por el Melilla, y dos años más tarde su fama era tanta que los principales clubes españoles se lo disputaban. Él eligió el Sevilla, donde permaneció seis temporadas, de 1953 hasta 1959. En julio de 1959 ficha por el Real Madrid.
Con el Madrid, ya que no pudo desbancar a Di Stéfano, por lo menos tuvo la dicha de ser el primer jugador madridista en conseguir cinco goles en un partido oficial de Primera División. Fue el 7 de febrero de 1960, frente al Elche, y este día el Madrid alineó el siguiente once: Domínguez; Marquitos, Santamaría, Miche; Vidal, Santisteban; Canario, Rial, Pepillo, Puskas y Gento.
El verano de 1962 el Real Madrid decide ceder a Pepillo al River Plate argentino, pero estuvo poco tiempo allí porque Lorenzo Munar consiguió el 1 de octubre de 1962 que el Madrid le traspasara al Mallorca, en dura pugna con la Juventus de Turín que ofrecía quince millones de pesetas. Pepillo se convirtió en el fichaje más caro de todos los que llevaba realizados el Mallorca hasta entonces. Pepillo debutó con el Mallorca en el Lluís Sitjar el 14 de octubre de 1962, y su debut no pudo ser más desafortunado ya que el Valencia ganó (0-2). La apoteosis vendría en su segundo partido en la cazuela mallorquinista, que no pudo ser más feliz. Este día el Mallorca ganó por 4-0 al Atlético de Madrid, y tres de estos goles los marcó el propio Pepillo, quien desde el primer momento se puso al público mallorquinista en el bolsillo con su fútbol de faralaes y aguijones.
Pero a pesar de Pepillo al final de la temporada 1962-63 el Mallorca bajó a Segunda División y en la temporada 1964-65 el Mallorca lo traspasó al Málaga a cambio de dinero y jugadores en compensación, entre ellos el meta internacional Vicente. En el Málaga jugó Pepillo tres temporadas y al final de su carrera como futbolista decidió quedarse a vivir en la capital de la Costa del Sol. Al principio hizo sus pinitos como entrenador, dirigiendo el Ronda y el Melilla, pero lo dejó pronto. Hoy, víctima de este fusil con ojos que es la tragedia de la vida, sus amigos lanzan un S.O.S. por él. El Mallorca ha recogido el guante, como club señor que es. No hay que olvidar la historia.