El plena tormenta atlética, el Mallorca irrumpe en el Calderón. Justo horas después de que Gil volviera a recibir una bofetada de los tribunales, el equipo de Gregorio Manzano visita el recinto rojiblanco con algunas urgencias y más pendiente del palco que de la hierba. Ni siquiera la multitud de ex mallorquinistas que residen en el Atlético de Madrid o la presencia de Luis Aragonés en el otro banquillo van a eclipsar la aparición de Jesús Gil arrastrando toneladas de polémica. Mientras, el grupo isleño piensa en un triunfo que alivie sus problemas en el torneo doméstico (Vicente Calderón, 19.00 horas, PPV).
La cita de esta tarde ha quedado en un segundo plano, porque la Audiencia Nacional no le ha dado tregua al presidente del Atlético y porque el futuro del histórico club de la capital vuelve a estar entre interrogantes. Así, el Mallorca no deja de ser un invitado. Un invitado incómodo, eso sí, porque sus números son muy buenos cuando juega lejos de Palma y porque esta temporada ya ha ganado una vez en el Vicente Calderón. Fue ante el Betis y con un soberbio gol de Alvaro Novo. Además, es difícil que la plantilla colchonera logre abstraerse de tanta convulsión, a pesar de que Gil insiste en que nadie le va a quitar el gobierno de la entidad.
Manzano ha tenido que echar mano incluso de Vicente, porque la enfermería vuelve a estar llena. El técnico de Jaén también ha recuperado a Niño y Campano, pero pierde a Riera y Poli y se ha quedado huérfano de futbolistas en la banda izquierda. Es muy probable que el preparador andaluz vuelve a diseñar un equipo con dos hombres en el círculo central (Marcos y Lozano) y desplace a Ibagaza a la banda, por lo que el conjunto isleño perderá algo de creatividad por el corazón del ataque. Atrás, Fernando Niño recuperará su ubicación en el eje junto a Lussenhoff y Miquel Soler ocupará la plaza que ha dejado la sanción de Poli.