Al libro de estilo de la selección española le urge una reforma. Ayer, los futbolistas del equipo nacional dejaron plantadas a las más de doscientas personas que se reunieron en el Palau d'Esports de Son Moix para fotografiarse con sus ídolos y obtener unos autógrafos. La falta de publicidad provocó que el número de asistentes fuera inferior al que los responsables de la Federación Española esperaban y decidieron suspender el acto. Bochornoso.
A las 17.30 horas cerca de cincuenta personas esperaban en la entrada principal del Palau d'Esports. En el interior del polideportivo estaba todo preparado para que los jugadores se sentaran en una tarima y los asistentes fueran pasando por delante de ellos para obtener los autógrafos.
Responsables de la Federación Española se acercaron a Son Moix y comprobaron la pobre asistencia. Comenzaron a movilizarse y avisaron a todos los chicos que había en el polideportivo para que participaran en el acto. Llegaron incluso a suspender los entrenamientos de los equipos de fútbol que se ejercitaban en el campo de césped artificial y consiguieron reunir a alrededor de doscientas cincuenta personas.
Extraoficialmente empezó a circular el rumor de que los responsables de la Federación Española estaban molestos con la Federación Balear por no haber repartido las invitaciones en los colegios - invitaciones que acabaron apareciendo en el hotel-. El resultado fue que decidieron suspender la firma de autógrafos y la indignación se apoderó de los presentes. La estampa era patética: abucheos, niños llorando y padres molestos.
Muchos de los asistentes al conocer la noticia decidieron marcharse, pero los que aguantaron unos minutos recibieron una explicación y algunos regalos. El jefe de la empresa de seguridad contratada -no había nadie ni de la Federación Española ni de la Balear- se subió en un banco y anunció a gritos que «por motivos deportivos» se suspendía el acto, pero que en agradecimiento a su asistencia se les iba a entregar un obsequio.
Tras algunos minutos de espera, los presentes recibieron un camiseta estampada con el eslogan de «Cuando juega la selección, jugamos todos» y una invitación para presenciar el partido.